Las cadenas ‘discount’, cuya propuesta de valor consiste en un amplio surtido de productos a bajos precios, siguen extendiendo su mancha de aceite por España. Algunas extranjeras, como Action, y otras nacionales, como la valenciana Family Cash, están aprovechando su músculo para ganar más cuota y presencia.
Y la gama de ferretería y bricolaje sigue aumentando su peso en estos establecimientos como artículos de conveniencia para el consumidor, lo que les sitúa como una clara competencia para el canal tradicional sobre todo en aquellas referencias más commodities para el consumidor.
El vivo ejemplo de este crecimiento, y de la presión sobre precios que ejercen estas cadenas, es Action. La cadena holandesa no solo se ha marcado España como referencia para abrir establecimientos -ya cuenta con casi 90- sino que sus intenciones van a más: ya prepara una gran nave logística en Tarragona como base de operaciones para surtir a la red de tiendas Action en la región.
Una mole logística de casi 61.000 metros cuadrados sobre una parcela de más de 100.000 metros cuadrados, 6 puertas de acceso a nivel, una amplia playa de maniobras y 49 muelles de carga, según han especificado los promotores del complejo, el mayor proyecto build to suit -una construcción hecha a medida- firmado en Cataluña este año.
La enseña ofrece una selección de 6.000 productos repartidos en 14 categorías, entre las que incluye alimentación, productos para el hogar, jardinería o bricolaje. La cadena introduce 150 productos nuevos cada semana. Más de dos tercios de su surtido cuestan menos de 2 euros.
Family Cash
La cadena valenciana Family Cash, con productos a bajo precio entre los que se encuentran una amplia gama de productos de ferretería, bricolaje y hogar, logró en 2024 una facturación de 673 millones de euros. Hace poco más de una década, en 2013, la empresa facturó 1,3 millones de euros.
El verano pasado, un equipo de C de Comunicación ya analizó in situ la oferta de ferretería y bricolaje de uno de los establecimientos de Family Cash en Madrid. Y la realidad es que la apuesta, tanto en producto como en tiendas, sigue creciendo.

La cadena ha aprovechado el ecosistema de productos a precios bajos para captar al cliente de bricolaje menos especializado, que requiere artículos de ferretería no técnicos pero que, aun así, se orienta hacia proveedores nacionales y fabricantes reconocidos en el sector frente la propuesta, por ejemplo, de los bazares.
Entre los productos que se pueden encontrar en la cadena de supermercados encontramos productos para el jardín con marcas como Massó o Compo, hidrolimpiadoras de Karcher, taladros de Powerplus, o adhesivos de Supertite.

Por eso la compañía prevé en su hoja de ruta -además de seguir ampliando su número de tiendas- el inicio de su futura plataforma logística, ubicada en Agullent (Valencia), y que contará con más de 100.000 metros cuadrados de superficie donde centralizará el almacenamiento de sus productos mediante un innovador sistema robotizado.
Del riesgo a la oportunidad para las ferreterías
La expansión de las cadenas de descuento en España, un desafío para las ferreterías más domésticas porque atacan al segmento de comprador no profesional y poco especializado, también supone una oportunidad para el canal tradicional.
Y es que las ferreterías tienen una oportunidad de diferenciarse del volumen y precio que ofrecen las cadenas de descuento para ganar valor añadido con asesoramiento técnico o servicio posventa. Además, pueden atacar el segmento de productos gama media-alta, donde no alcanzan las cadenas de conveniencia.
La rapidez, stock, la garantía o la capacidad de resolver “urgencias”, sobre todo para el profesional, pueden servir como palancas de diferenciación frente las grandes enseñas de productos a precio bajo.
















