El sector de los suministros industriales es opaco. O al menos lo intenta. Y en los últimos tiempos la transparencia se ha convertido en un tema candente, sobre todo, por un grupo que se ha negado a revelar cifras y nombres de sus asociados, tanto a la prensa como a los proveedores (antes de firmar la plantilla con el propio grupo). Esta falta de transparencia plantea serios interrogantes sobre la integridad y la ética en el sector.
Es desconcertante ver cómo una empresa opta por ocultar información crucial, especialmente cuando se trata de sus asociados y a quien le estás negando esa información es a tus futuros proveedores. Negativo para las relaciones futuras con ellos y negativo para la credibilidad del grupo. De no desvelar dichos datos a la prensa, ya ni hablamos. Pero siempre tenemos fuentes y herramientas para incomodar. Entendamos incomodar como hacer nuestro trabajo, claro.
Recientemente, en una conversación con otro actor del sector, esa persona defendía esta falta de transparencia argumentando que ocultar información es beneficioso para proteger ciertos intereses. Y lo peor de todo es que me instaba a mí que, a pesar de tener la información, no debería publicarla “porque no interesa”. Sin embargo, ¿qué sentido tiene el periodismo si nos rendimos ante estas “presiones” y permitimos que la verdad sea ocultada?
La transparencia no sólo es un principio ético fundamental, sino también una práctica necesaria para mantener la integridad y la confianza en cualquier industria. Si cedemos ante la opacidad, ¿qué mensaje estamos enviando sobre el valor de la verdad y la honestidad en los negocios?
La falta de transparencia también plantea interrogantes sobre la efectividad y la credibilidad del periodismo como un contrapeso necesario en la sociedad. Si permitimos que las empresas dicten qué información se puede revelar y qué se debe ocultar, ¿qué valor tiene la labor periodística? ¿Cómo podemos garantizar la rendición de cuentas y la justicia si la información se manipula o se retiene según los intereses de unos pocos?
Es hora de que el sector asuma la responsabilidad de ser transparente en sus prácticas y decisiones. La transparencia no sólo fortalece la confianza y la credibilidad, sino que también promueve una cultura de rendición de cuentas y responsabilidad. Todos, desde los líderes empresariales hasta los periodistas y la sociedad en general, debemos trabajar juntos para defender la transparencia y la integridad en todos los aspectos de la vida empresarial.
El libro que recomiendo hoy es un clásico que seguro que la mayoría habéis deleitado. El “Silencio de los Corderos”, de Thomas Harris, destaca como una obra maestra del género policiaco, imprescindible para cualquier aficionado a la literatura de este tipo. Harris nos sumerge en una trama emocionante e inquietante que mantiene al lector en vilo de principio a fin, con una descripción detallada de los personajes.
