Los estados de ánimo juegan un papel crucial en la vida de los ferreteros. El estado de ánimo refleja cómo nos sentimos emocionalmente. Es decir, experimentamos alegría o tristeza, tener ganas de hacer muchas cosas o no querer hacer nada, hablar mucho y comunicarnos o preferir no hablar con nadie. Estas fluctuaciones en el ánimo son naturales, pero cuando se agravan, pueden llevar a la apatía.
La apatía es particularmente preocupante para nuestra ferretería y negocio, ya que puede ser más persistente que un estado de ánimo pasajero. La falta de interés y motivación pueden afectar negativamente, tanto a nuestra persona, como al rendimiento general del negocio.
La apatía en la ferretería
Las sensaciones que emitimos, aunque no las percibamos, son captadas por nuestro entorno, incluidos los empleados y clientes de nuestra ferretería. A menudo, es el propio emisor quien no se da cuenta de cómo su conducta afecta significativamente a la actividad comercial. La apatía no solo se refleja en los estados de ánimo y comportamientos, sino también en una lista de acciones que, aunque se realicen, deberían hacerse de manera distinta.
Un claro ejemplo de esta apatía es la monotonía, es decir, no cambiar nada en nuestro día a día, tanto a nivel personal como empresarial. Esta falta de dinamismo puede estancar el crecimiento y afectar negativamente la eficiencia y la moral en el trabajo.
En nuestra vida diaria seguimos una rutina establecida: aparcamos el coche, abrimos las puertas de la tienda, encendemos el hilo musical y los equipos informáticos, iluminamos el local y nos situamos detrás del mostrador. Este procedimiento, tan simple, es una constante para casi el 46 % de los ferreteros.
En lo que respecta al día a día de nuestra ferretería, la situación es igual o peor. A menudo, por no saber, no querer, no tener tiempo o no encontrar el momento, se descuidan tareas cruciales como, por ejemplo, poner precios a los productos, quitar el polvo, ordenar el almacén, limpiar de catálogos y tarifas antiguas el mostrador, cambiar los tubos fluorescentes que no funcionan, pintar una pared con humedad visible a los clientes, renovar y limpiar los escaparates, retirar los folletos caducados, actualizar los precios de productos con cambios de coste, contactar a clientes con presupuestos pendientes, o llamar a clientes habituales que llevan dos meses sin comprar.
Además, es fundamental fijar un día para atender mejor a los comerciales, en lugar de decirles que no podemos cuando ya están aquí. También es necesario vaciar las cabeceras de productos en oferta que ya casi no tienen existencias.
Los clientes buscan mejoras y alegría, no tristeza y apatía
Es crucial analizar las ventas diarias para entender qué productos se compran y quiénes son nuestros clientes, lo que nos permitirá mejorar nuestros stocks y nuestra oferta. Por ello, se debe fijar un día para hacer formación con proveedores estratégicos, preparar las ofertas y acciones comerciales de los próximos dos meses, y reunirse semanalmente con el equipo de vendedores para escuchar y solucionar sus quejas y problemas. Son acciones esenciales para el éxito de nuestra ferretería.
La lista de acciones pendientes es extensa y requiere nuestra atención e importancia. No pueden depender de nuestra apatía o falta de ganas, ya que esta actitud puede afectar a nuestra facturación, con una posible disminución de entre el 14 % y el 35 %. Si la apatía es constante y permanente, la afectación a nuestras ventas puede superar el 70 %, llegando en casos extremos al cierre del negocio.
Los clientes buscan cambios, mejoras, alegría y comentarios positivos, no tristeza y apatía. La falta de acción no solo impacta en nuestras ventas, sino que también repercute en la percepción que tienen los clientes de nuestra ferretería.
La apatía es una realidad compleja que vivimos a diario, tanto en nuestras vidas personales como profesionales. Todos, en algún momento, hemos experimentado sus consecuencias. Es especialmente difícil erradicarla cuando el entorno y las circunstancias no son favorables. Si estamos apáticos y nuestras ventas van mal, si no entran clientes a nuestra ferretería, si tenemos pagos que no podemos afrontar, si nuestros empleados no están contentos y el mejor quiere dejar de trabajar con nosotros, o si recibimos quejas de clientes por errores y retrasos en los pedidos, es comprensible que la apatía crezca y se afiance en nuestra actividad.
Esta cadena de problemas no solo afecta a nuestra motivación, sino también al desempeño y la percepción de nuestro negocio. La falta de acción y la indiferencia pueden llevar a un ciclo vicioso de baja productividad y deterioro en el servicio, exacerbando aún más la situación.
Superar el estado apático
A los problemas del día a día se pueden sumar los problemas familiares, algo que todos hemos experimentado alguna vez. Este cóctel puede ser explosivo y sus consecuencias impredecibles. La apatía lleva al ferretero a cuestionarse constantemente: “¿Para qué seguir si no vendo, no gano y todo son problemas?” . El caos resultante puede ser enorme.
Sin embargo, hay soluciones. La mente puede ser, tanto nuestro mejor aliado como nuestro peor enemigo. Es crucial aprender a aislar los problemas en lugar de sumarlos, ya que todo tiene solución cuando se aborda individualmente. Cuando acumulamos todos los problemas al mismo tiempo, resulta prácticamente imposible resolverlos, incluso con todos los recursos disponibles.
Para un ferretero atrapado en la apatía y sin los medios adecuados, la situación puede parecer insuperable. No obstante, es posible abordar cada necesidad o problema de forma individual, atacándolos uno por uno. Este enfoque sistemático puede ayudarnos a superar el estado apático y recuperar el control.
Un ejemplo ilustrativo es un domingo o un día festivo. Si el despertador suena y decidimos quedarnos media hora más en la cama, no pasa nada porque es un día de descanso. Pero si esto ocurre un día laboral, ya tenemos un problema que arrastraremos durante toda la jornada. No levantarse a tiempo es otra acción que nos lleva a la apatía. Pensamos que, si ya nos hemos levantado tarde, no vale la pena ir o hacer lo que teníamos planeado.
Es posible cambiar el rumbo de las cosas antes de que sucedan. Lo que no se puede cambiar es aquello para lo que no tenemos disposición ni ganas de mejorar. No podemos decaer. El ferretero es un ejemplo único, con conocimiento integral de su negocio, y por eso debe ser fuerte mentalmente para superar las situaciones adversas. Solo serán permanentes o empeorarán si no hacemos nada por cambiarlas.
Sugerencias y Comentarios:
- La apatía es uno de los peores males que podemos tener en nuestra ferretería.
- Si sumamos los problemas de nuestra ferretería y los personales, el nivel de apatía para solucionarlo es mayor y se hace muy complejo.
- La apatía afecta muchísimo a nuestras ventas y también a nosotros en el día a día.
- Se percibe la apatía de un ferretero, simplemente viendo sus gestos o cómo nos atiende, y esto el cliente lo valora negativamente y termina comprando en otra ferretería.
Autor: Antonio Valls
Antonio Valls, director general de SystemShop Consulting S.L. Autor del libro ‘F de Ferretería. Manual para la Ferretería del siglo XXI’.
Con más de 24 años de experiencia en gestión e innovación en el punto de venta, Antonio Valls es un apasionado del sector de ferretería y bricolaje.
SystemShop Consulting S.L. es una empresa especializada en la optimización e innovación en el punto de venta (retail). Busca y da soluciones efectivas a cualquier problema: imagen del establecimiento, ‘lay out’, formación del personal, imagen corporativa, gamas de producto, negociaciones con proveedores, gestión de compras, ‘mystery shopper’, implantaciones, iluminación, rotulación y señalización, escaparates, gestión del punto de venta, indumentaria, distribución interior, decoración interior del establecimiento, lógica de funcionamiento.