Doorcats ha consolidado una colaboración con el colegio CEIP Álvar Fáñez de Íscar (Valladolid) para el desarrollo de un huerto escolar que involucra cada curso a más de 300 alumnos. El proyecto, en marcha desde hace tres años, combina formación práctica, sostenibilidad y valores comunitarios.
Un proyecto educativo en tres fases
El huerto se articula en torno a tres fases clave a lo largo del curso escolar. En febrero, los alumnos reciben semilleros, semillas y abono en sus aulas para comenzar el proceso de germinación. Paralelamente, el equipo de Doorcats acondiciona el terreno en sus instalaciones, preparando bancales y el sistema de riego por goteo.
En mayo, los estudiantes se trasladan al huerto para plantar las hortalizas que han cultivado previamente. La última fase tiene lugar en junio y septiembre, cuando los escolares regresan para realizar tareas de mantenimiento y cosechar los frutos del trabajo realizado. En la edición anterior se recogieron más de 15 kilos de tomates en una sola jornada.
Durante el resto del año, el huerto permanece accesible para el alumnado, que puede visitar la instalación y recolectar productos cuando estén maduros.
Enfoque ecológico y nuevas tecnologías
En su edición más reciente, el proyecto ha incorporado un enfoque de mantenimiento ecológico. Doorcats ha reducido el uso de productos químicos, utilizando abonos y tratamientos orgánicos de la marca Neudorff, suministrados por Sidipal. También se ha implementado una técnica tradicional de control de plagas mediante la plantación de tajetes, cuya eficacia ha sido comprobada en las zonas ajardinadas del huerto.
Además, el sistema de riego se ha optimizado con una solución por goteo conectada a depósitos, proporcionada por la empresa Altadex, lo que ha permitido reducir el consumo de agua.
Participación del equipo y apoyo local
El huerto tiene actualmente una superficie de 110 metros cuadrados, en la que se cultivan unas 160 plantas de diversas especies, entre ellas tomates, berenjenas, calabacines, cebollas, brócoli, romanescu, fresas, melones y hierbas aromáticas. La organización permite que cada pareja de estudiantes se encargue de una planta, fomentando la implicación directa.
El proyecto está liderado internamente por Carlos, jefe de tienda de Doorcats en Íscar, que colabora en su mantenimiento. Durante los meses de verano, el resto del equipo recoge a diario los productos que maduran y los pone a disposición de familias y vecinos en el punto de venta.
Educación ambiental y valores compartidos
El objetivo del proyecto no es únicamente formativo. La empresa busca fomentar la conciencia ambiental y energética entre los más jóvenes, aprovechando la proximidad del huerto a sus instalaciones para mostrar elementos como sus placas solares y molino eólico.
Además, se promueve el trabajo en equipo intergeneracional: los alumnos de cursos superiores acompañan a los más pequeños durante todo el proceso, generando vínculos y reforzando valores de responsabilidad compartida.
Doorcats, empresa dedicada al suministro de ferretería y materiales, desarrolla esta iniciativa como parte de su compromiso local, vinculando la actividad empresarial con la comunidad educativa y el entorno en el que opera. El proyecto ha sido reconocido a nivel local, destacando, entre otros logros, el primer premio obtenido por sus tomates cherry en el concurso del municipio.