La familia es lo más importante y lo mejor de nuestra vida, sin ningún tipo de duda. Y la relación entre padres e hijos también es lo mejor, desde el momento en el que se nace. Por eso siempre los padres dan todo a sus hijos.
Sin embargo, llega un momento en la vida en el que los hijos ya no son niños y se han transformado, sin darnos cuenta, en adultos. Y estos adultos, en ocasiones, piensan y actúan de forma distinta a lo que lo hacen los padres.
¿Qué ocurre cuando esto sucede en nuestra ferretería?
En muchas ferreterías trabajan padres e hijos. No obstante, si les preguntamos a los hijos si están a gusto o si se ven siempre trabajando ahí, una gran mayoría, casi el 73 %, contesta que no. Además, aseguran que desearían estar trabajando en una empresa que no tenga que ver con su familia y cuando les surja una oportunidad, se marcharán.
Este comentario es una realidad y demuestra que la sucesión en el sector ferretero es muy compleja por la falta de interés de los hijos o sucesores.
Por este motivo deberíamos preguntarnos: ¿por qué los hijos no quieren seguir con la actividad ? ¿es una mala actividad? ¿está mal pagado? ¿tenemos que trabajar mucho? ¿no tiene futuro la actividad ferretera?
Son muchas las preguntas que nos podemos y nos debemos de hacer, con respuestas buenas y también malas. Lo que si está claro es que la relación entre padres e hijos en la ferretería en su mayoría es mala. ¿De quién es la culpa?
Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo
Existen padres ferreteros de todo tipo, e hijos/hijas también de todo tipo. Sin embargo, el sector de la ferretería es tradicional y se observa una continuidad en la manera de hacer las cosas. A veces, a la juventud le cuesta asumir estas formas de trabajar, pero también pueden tener razón.
Podemos aplicar aquí la famosa frase de Albert Einstein que yo particularmente repito miles de veces a mis clientes y lectores que dice: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
No siempre lo que hacemos como empresarios y padres en la ferretería es lo correcto. Este inmovilismo y el aplicar una de las peores herramientas que existen para generar buen ambiente, tanto laboral como familiar, que es el “PORQUE SÍ”, perjudica a nuestra actividad y aún más la relación entre padres e hijos.
Otro de los grandes problemas que hace que los hijos no quieran trabajar en nuestra ferretería o negocio familiar es la falta de reconocimiento por su trabajo. Aunque parezca mentira, muchos padres ferreteros menosprecian y le dan poco valor a sugerencias de sus hijos/hijas sobre mejoras, cambios, incorporaciones de nuevos productos, etc. Esto ocurre un día tras otro y se invalida cualquier iniciativa que tengan los hijos para mejorar la ferretería.
Diferencias entre hijos y empleados en la ferretería, un error
Otro aspecto negativo que provoca la pérdida de motivación e interés es el hecho de mandar realizar trabajos que no quieren hacer algunos de los empleados. Por ejemplo, quedarse más tiempo que los demás trabajadores, desautorizar a los hijos delante de otros trabajadores y, la gota que colma el vaso es la desproporcionalidad existente entre lo que cobra un empleado con lo que le pagamos a nuestros hijos.
Todos los días tengo clientes que me hablan de esta problemática. A todos ellos les propongo ideas y soluciones, pero yo les pregunto: ¿por qué pagan un sueldo menor a sus hijos e hijas o incluso no les pagan, ni los tienen dados de alta en la seguridad social?
La respuesta que me dan no es de empresario ferretero, es de padre. Éstos contestan que no tienen gastos porque viven en casa y están aprendiendo.
Con esta mentalidad es difícil que los hijos quieran continuar el negocio. Ocurrirá todo lo contrario, ya que para muchos de ellos trabajar en la ferretería es lo peor que les puede pasar y cuando lleguen a una cierta edad buscarán otro empleo en una empresa en la que se les pague como al resto, por su rendimiento e ideas que aporten.
¿Les dejamos hacer algo a nuestros hijos en la ferretería?
Cuando nos preguntamos por qué nuestros hijos no hacen nada o casi nada en nuestra ferretería, tendríamos que preguntarnos: ¿les dejamos hacer algo?
Es cierto que la experiencia es un grado, pero tenemos que dejar que aprendan equivocándose. También es importante que les expliquemos cuál ha sido el error para que puedan evolucionar.
Como consultor, ofrezco fórmulas y técnicas para dar solución a este problema tan evidente y muy común en la empresa y negocio familiar. Os garantizo que sí hay solución.
Es extraordinario que nuestros hijos trabajen en nuestra ferretería y vayan adquiriendo responsabilidades de todo tipo para aprender a despachar en el mostrador, cargar y descargar, repartir, reponer, hacer suplencias cuando no hay nadie para hacerlo, etc.
No obstante, también hay que dejar que aporten ideas. Está clarísimo que no es la misma mentalidad comercial la de nuestro hijo/hija que lleva solo un tiempo en el negocio comparada con la nuestra, que llevamos toda la vida en la ferretería. Hay que reducir esa distancia explicándoles y haciéndolos participes, con el objetivo de que aprendan todo sobre el negocio. Por ello, también tienen que tener reuniones con comerciales, visitar ferias, acudir a formaciones impartidas por los proveedores, etc. y no solo estar por estar.
Otro gran malentendido que tienen algunos de los padres y ferreteros es pagar una carrera universitaria de medicina, derecho, empresariales, etc, pero quererlos en nuestra ferretería como vendedor, ya que no es lo suyo.
Si no queremos que lo hagan mal, hay que explicarles qué queremos exactamente de ellos, dejar que se equivoquen en la medida de lo posible y explicarles qué consecuencias pueden acarrear esos errores.
Igual que les enseñamos a andar, tenemos que enseñarles a ser ferreteros
Poder compartir el día a día con nuestros hijos en nuestra ferretería es fantástico si lo hacemos bien. Si ayudamos y confiamos en ellos, la ferretería tendrá futuro y puede ser el mejor negocio del mundo. Además, se evitaría el tener que “mal venderla” o cerrar por falta de sucesión.
Si no saben cómo integrar a sus hijos en la actividad y conseguir ponerlos al frente del negocio y que además sean un ejemplo para el resto de la empresa, pidan ayuda a un especialista consultor.
Lamentablemente, esta situación es de las más habituales y genera no solo problemas en nuestra actividad ferretera, sino en el ámbito familiar, de tal forma que termina afectando a la armonía de toda la familia (madre, hermanos, etc.)
Igual que les enseñamos a andar de pequeños, les tenemos que ayudar y enseñar a ser ferreteros de mayores.
Sugerencias y Comentarios:
- Tener a nuestros hijos/hijas trabajando en nuestra ferretería puede ser lo mejor para todos.
- Enseñar y reflexionar sobre los posibles errores que cometen nuestros hijos/hijas en su día a día como ferretero es normal. Como padre, les enseñamos a andar y ahora hay que enseñarles a ser ferreteros.
- No debemos delegarles los peores trabajos que no los quiere hacer nadie, sino los mismos que cualquier otro empleado.
- Si queremos un sucesor familiar de nuestra ferretería debemos de empezar cuanto antes a enseñarle qué hacer y cómo hacerlo, con nuestra supervisión.
Autor: Antonio Valls
Antonio Valls, director general de SystemShop Consulting S.L. Autor del libro ‘F de Ferretería. Manual para la Ferretería del siglo XXI’.
Con más de 24 años de experiencia en gestión e innovación en el punto de venta, Antonio Valls es un apasionado del sector de ferretería y bricolaje.
SystemShop Consulting S.L. es una empresa especializada en la optimización e innovación en el punto de venta (retail). Busca y da soluciones efectivas a cualquier problema: imagen del establecimiento, ‘lay out’, formación del personal, imagen corporativa, gamas de producto, negociaciones con proveedores, gestión de compras, ‘mystery shopper’, implantaciones, iluminación, rotulación y señalización, escaparates, gestión del punto de venta, indumentaria, distribución interior, decoración interior del establecimiento, lógica de funcionamiento.
