Con una estrategia diferente para destacar entre los proveedores, Gorilla, fabricante de adhesivos, llevó su enfoque publicitario a otro nivel durante MetalMadrid. La estrella indiscutible de su stand, aprovechando el juego de palabras con el nombre de su marca, fue un gorila de tamaño real que dejó a los asistentes boquiabiertos y, en algunos casos, con el corazón en la mano.
Los visitantes de la feria no podían creer lo que veían, señalan desde la compañía a C de Comunicación. Un disfraz de gorila, de casi 25.000 euros de valor y que hubiera sido la envidia de King Kong, moviéndose entre la multitud. O, mejor dicho, siendo guiado, puesto que el hombre tras el disfraz, un estudiante de arte dramático de Madrid, tuvo que lidiar con una visión reducida y sólo a través de una rendija situada en la nariz del simio.
Aunque el disfraz era relativamente ligero de peso y con acolchados gruesos, el estudiante sólo podía estar 15 minutos cada hora dentro del gorila. Pero se lo pasó en grande y generó muchas reacciones graciosas, los visitantes le pidieron fotos y le grabaron vídeos. Fue la estrella de MetalMadrid.
Más allá de anécdotas curiosas, lo que predominaron fueron los sustos. Los asistentes, absortos en sus asuntos feriales, se vieron asaltados por el gorila, que acechaba desde la retaguardia. Las reacciones fueron dignas de una película de comedia, con gritos, saltos y miradas de sorpresa. Algún visitante llegó incluso a pensar que en los gruñidos del simio había mensajes cifrados con ofertas. Pero lo que quedó claro fue el objetivo cumplido de Gorilla: ¡nadie olvidará su presencia en MetalMadrid!