En toda actividad comercial y empresarial, siempre hay un responsable que da las órdenes y un equipo que las ejecuta. Sin embargo, esto no siempre se cumple como debería. Por ello, es esencial aplicar la técnica de las cuatro letras “O-B-D-C” de forma adecuada. El responsable que emite las órdenes debe asegurarse de que estas sean claras, precisas y dirigidas a la persona o equipo indicado. En establecimientos de tamaño mediano, es preferible dar las órdenes directamente y en el momento oportuno. Emitir instrucciones en momentos inoportunos puede ser contraproducente, interrumpiendo el trabajo en curso y dificultando la comprensión.
Otro punto clave para que el “O-B-D-C” sea eficaz es conocer la carga de trabajo de la persona que recibe la orden. La presión moderada puede ser útil, pero un exceso de tareas, o incluso una sobrecarga extrema, suele resultar ineficaz. Esto no solo reduce la productividad, sino que también genera tensión y conflictos en el equipo. Aunque es natural que existan diferencias de perspectiva entre quien da la orden y quien la recibe, ambos deben compartir un objetivo común: ejecutar acciones que impulsen las ventas.
Lo que no se debe hacer
Un ejemplo negativo es cuando no se reponen productos por falta de tiempo, lo que obliga al empleado a buscarlos en el almacén mientras el cliente espera. Esto no solo provoca pérdida de tiempo para el empleado, sino también incomodidad para el cliente. Para evitar estas situaciones, es fundamental seguir patrones claros en la emisión de órdenes, asegurándose de que el equipo entienda la técnica “O-B-D-C” y tenga los medios necesarios para llevarla a cabo. De lo contrario, esta herramienta se convierte en un problema que genera conflictos y frustra tanto a los empleados como al responsable.
Las órdenes que parecen abusivas, debido a su carga excesiva o a la falta de recursos, dañan la relación entre empleados y responsables. Esto puede derivar en desconfianza y resistencia a realizar tareas adicionales cuando realmente se necesitan. Si las órdenes no se perciben como razonables y viables, se pierde el valor de esta técnica, afectando el orden y la eficacia del trabajo en la ferretería.
Por último, es crucial que quien emite la orden entienda los detalles de la tarea asignada: tiempo necesario, esfuerzo requerido, y posibles complicaciones. Las órdenes deben ser comunicadas de manera respetuosa y colaborativa, evitando actitudes autoritarias como “hazlo porque lo digo yo”. Este enfoque desgasta la relación laboral y aumenta la rotación del personal, un problema frecuente en muchas ferreterías. Aunque factores como el horario o el sueldo pueden influir, un 47 % de los empleados que cambian de empleo lo hacen por la calidad del ambiente laboral.
Por ello, aplicar correctamente el “O-B-D-C” requiere reflexión y esfuerzo: dar órdenes claras, a las personas adecuadas, en el momento adecuado. Este cambio mejora las relaciones laborales y los resultados del negocio. Probarlo no cuesta nada y los beneficios se notan rápidamente, tanto en la actitud de los empleados como en la eficacia general.
Sugerencias y Comentarios:
- Con unas simples cuatro letras podemos cambiar nuestra ferretería y su funcionamiento.
- A pesar de ser una vieja teoría, la “O-B-D-C” se sigue utilizando hoy en día, siendo muy útil para el sector ferretero en su gestión diaria.
- Para obedecer hay que saber dar la orden de trabajo, que debe cumplir varias premisas como el momento oportuno, la forma adecuada, y a la persona indicada. Si se cumple, el éxito está asegurado.
- Aplicar la técnica “O-B-D-C” garantiza éxito en el rendimiento de trabajo, motivación e implicación del personal.
Autor: Antonio Valls
Antonio Valls, director general de SystemShop Consulting S.L. Autor del libro ‘F de Ferretería. Manual para la Ferretería del siglo XXI’.
Con más de 24 años de experiencia en gestión e innovación en el punto de venta, Antonio Valls es un apasionado del sector de ferretería y bricolaje.
SystemShop Consulting S.L. es una empresa especializada en la optimización e innovación en el punto de venta (retail). Busca y da soluciones efectivas a cualquier problema: imagen del establecimiento, ‘lay out’, formación del personal, imagen corporativa, gamas de producto, negociaciones con proveedores, gestión de compras, ‘mystery shopper’, implantaciones, iluminación, rotulación y señalización, escaparates, gestión del punto de venta, indumentaria, distribución interior, decoración interior del establecimiento, lógica de funcionamiento.
