La doble realidad que plantea el blog ‘Sin ferreterías, sin barrios’—el cierre por falta de relevo de una ferretería histórica en Salamanca frente a la apertura de otra en Gran Canaria para cubrir una necesidad básica— ha servido como punto de encuentro para una reflexión colectiva. Entre los comentarios más destacados, varios lectores recuerdan cómo durante la pandemia se prometió “amor eterno” al ferretero del barrio, y cómo esas promesas se han desvanecido con el paso del tiempo.
“Que lejos quedan ya aquellas frases de no hace tanto durante una pandemia en la que perjurábamos que nada sustituiría al comercio de proximidad”, señala Alejandro.
Una preocupación generalizada en el sector
Algunos lectores coinciden en que la situación actual es el resultado de un cambio de paradigma en los hábitos de consumo. “Estamos igual o peor que antes del covid”, afirma José Manuel, que añade: “Llegaremos a tener que cobrar por asesoramiento”.
Otros, sin embargo, optan por mantener una visión más constructiva, reconociendo que aunque la situación es difícil, el sector ferretero aún tiene margen para resistir. “Creo que las ferreterías aportan valor y eso les permite defenderse en alguna medida de la criba”, comenta Alfonso.
El reto de fidelizar desde la propuesta de valor
Más allá de la nostalgia o el lamento, varios mensajes apuntan también a la necesidad de acción por parte del propio comercio local. “El dueño de una ferretería hoy no puede fiar su futuro a un cambio de comportamiento del cliente”, advierte Emilio José Díaz. “Debe, desde sus fortalezas, darle razones claras para que le prefiera”.
Apoyo, identidad y compromiso
Entre todas las voces, una idea se repite con fuerza: el comercio local da identidad al barrio y lo mantiene vivo. “Es muy triste circular por zonas donde negocios con carteles de ‘se traspasa’ esperan que algún emprendedor los rescate para volver a la vida”, comparte Jesús, reflejando el impacto que los cierres tienen en el tejido social.
Este artículo ha abierto un debate sobre los desafíos, pero también sobre el valor diferencial que aún representa el pequeño comercio ferretero. Como también apunta Alfonso: “Ser ferretero en estos tiempos es bastante difícil. Pero yo procuro quedarme con los buenos”.