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¡¡¡Me jubilo!!!

Por Juan Manuel Fernández

¡¡¡Me jubilo!!! es el grito que más eco encuentra en estos momentos en el canal de proximidad de ferretería y bricolaje. Hace un año exactamente tocaba este mismo tema, que tuvo gran repercusión. Vuelvo ahora sobre ello porque la coyuntura económica general y sectorial está acelerando el fenómeno.

Cientos de ferreteros de toda la vida, con 20, 30, 40, 50 años o más de servicio en el canal de proximidad anhelan -y muchos lo dicen- jubilarse antes de que este mercado que no comprenden, les pase por encima. Los más afortunados -los que están en condiciones de hacerlo- lo gritan a los 4 vientos: ¡¡¡Me jubilo!!!

La edad media de los propietarios o propietarias de las ferreterías es alta. Por encima de los 50 años; y en determinadas zonas, aún mayor. Hasta ahora, el ferretero tipo solía permanecer al pie del cañón mientras la salud le respetase o llegara alguna entidad bancaria o cadena de restaurante y le ofreciera un pastón por su local, generalmente bien situado.

Los cambios en los usos comerciales, en general, y la digitalización, en particular, están empujando a los ferreteros veteranos a una jubilación que, de otra manera, no se plantearían. La reducción de los márgenes, las exigencias de clientes cada vez más difíciles en cuanto a horarios, precios, devoluciones, etc., unida a una competencia -la venta ‘on line’- a la que no saben cómo enfrentarse, está generando una corriente de abandonos prematuros que amenaza con desestabilizar un canal que convive con una problemática cada vez más compleja.

¿Y la sucesión?

¿Y, dónde están los hijos de estos ferreteros que se jubilan? La pregunta no parece descabellada si tenemos en cuenta que en nuestro país las ferreterías son negocios fundamentalmente familiares. La respuesta no es única. En mi opinión, hay dos factores determinantes que contribuyen a que la sucesión no alcance los niveles que serían lógicos. Primero, muchos ferreteros veteranos han impedido a sus hijos sacar la cabeza al no darles responsabilidades ni dejar que se equivocaran. Segundo, el comercio de proximidad en general y la ferretería en particular, no son proyectos que resulten atractivos a los jóvenes de las nuevas generaciones, que piensan más en mundos digitales, virtuales y con el único límite geográfico del planeta en el que habitamos.

Queda la esperanza de los Jóvenes Ferreteros que sí apuestan por continuar y modernizar la empresa familiar. Algunos, incluso, estarán encantados de que sus progenitores se jubilen y les dejen, por fin, dirigir la ferretería.

Por otra parte, las organizaciones que vertebran el canal, se enfrentan a un reto que tenían en un horizonte más lejano que, de pronto, se les ha venido encima. El ¡¡¡Me jubilo!!! entusiasta de un número significativo de sus socios o asociados les obliga a tomar decisiones críticas ya.

Feliz semana

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