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Ferretería Alejo: una historia de oficio, innovación y resistencia en Miranda de Ebro (Burgos)

Por Leyre EsparzaResponsable de contenidos del área de Ferretería y Bricolaje.
Ferretería Alejo se ha convertido en un pilar para la ciudadanía de Miranda de Ebro (Burgos). Desde C de Comunicación hablamos con Ángel Ortiz, responsable de este negocio que durante todos estos años ha superado crisis, transformaciones tecnológicas y los vaivenes del consumo.

Fundada en 1984, Ferretería Alejo es el resultado de la continuidad de un negocio local y la apuesta de la familia Ortiz por un sector esencial. Ángel Ortiz, actual responsable, ha estado al frente de una empresa que ha sabido adaptarse a los cambios económicos, tecnológicos y comerciales de las últimas cuatro décadas.

La historia se remonta a los años 80, cuando Ángel, entonces un joven estudiante de Ciencias Químicas que había interrumpido su carrera para hacer el servicio militar, volvió a casa y se topó con una oportunidad inesperada: la Ferretería de los hermanos Blanco, ya mayores, buscaba sucesores. Después de meditarlo y sin tener ni idea del sector, decidió aventurarse y se puso al frente de la ferretería junto a su hermano Carlos. “Era una ferretería muy básica, de 95 metros cuadrados”, recuerda. “Los pedidos se hacían por carta y las cuentas, a mano”.

Durante la conversación, Ángel recuerda sus primeros pasos y admite que aprender desde cero no fue un obstáculo para él, sino una motivación. “Lo primero que compré fue una calculadora”, dice entre risas. Y después, una máquina de escribir, luego un ordenador y más tarde descubrí las hojas de cálculo de excel”. La inquietud por modernizar lo llevó a informatizar el negocio cuando aún era poco habitual en el sector.

En 1984, nace oficialmente Ferretería Alejo, bajo el nombre de “Sucesores de Eduardo Blanco”, y en el año 2000, tras adquirir y reformar dos lonjas más grandes, dan un salto decisivo. “Pasamos de una tienda de 95 metros a un espacio abierto de más de 900 metros cuadrados”, cuenta Ángel. “Entonces nadie apostaba por ese formato en Miranda. Nos decían que nos iban a robar. Pero funcionó. La gente venía, veía todo y compraba más”.

A día de hoy, Ferretería Alejo cuenta con un equipo de ocho personas y un espacio de 1.200 metros cuadrados entre tienda, almacén y sótano. Su oferta abarca desde menaje y pintura hasta protección laboral, sin especializarse en un solo nicho y pertenecen a Cadena 88.

Falta de estandarización en el sector

Para Ángel Ortiz, uno de los principales retos del pequeño comercio —y especialmente del sector ferretero— es la falta de estandarización en los procesos, la información y las herramientas digitales.

“Si todos usáramos un lenguaje común para las tarifas, facturas o catálogos, podríamos centrarnos en competir en lo importante: el servicio, la especialización y la atención al cliente”, afirma. Esta carencia, explica, dificulta la modernización real del sector, ya que obliga a duplicar esfuerzos en tareas rutinarias que podrían automatizarse si existieran sistemas compatibles entre proveedores, distribuidores y comercios.

En este sentido, Ortiz defiende la idea de que el sector debe avanzar en esta dirección para mejorar la competitividad de las ferreterías frente a grandes plataformas y fortalecer al comercio local como red.

“Si yo recibo bien los datos, mi sistema los puede procesar. Lo difícil es que cada uno tenga su formato, su método, su sistema”, señala. Desde su experiencia, considera que solo a través del trabajo colaborativo entre todos los eslabones de la cadena —fabricantes, distribuidores y detallistas— se podrá construir un modelo más eficiente, sostenible y preparado para el futuro.

Además, insiste en la idea de la especialización. “La estandarización es fundamental y luego cada uno que se especialice en lo que quiera. Yo si volviese al sector sería especialista en algo, y sería el mejor. Al final sobreviven los que mejor lo hacen, puesto que ofrecen calidad y diferenciación”, indica.

La mejor ferretería de Burgos, según Google

El compromiso con la mejora continua y la incorporación de nuevas herramientas ha sido clave para el crecimiento de Ferretería Alejo durante este tiempo. Según Ángel Ortiz, actualmente se encuentran por encima del 5 % respecto al año anterior. Una cifra que, aunque modesta, refleja una evolución constante. “Soy de la opinión de que hay que crecer, pero poco a poco y sabiendo lo que haces”, relata.

Ese esfuerzo constante por adaptarse, mejorar procesos y atender con cercanía al cliente ha dado sus frutos, puesto que Ferretería Alejo ha sido reconocida como la mejor ferretería de la provincia de Burgos.

Mirando al futuro, Ángel confiesa que, aunque ya ha cumplido los 65, sigue creyendo en el potencial del proyecto. Con una empresa consolidada, un equipo y posibilidades de relevo generacional en el horizonte, Ferretería Alejo continúa abierta a nuevos retos. “Dejarlo siempre es una opción, pero mientras el negocio tenga vida, hay que cuidarla. Si la dejas morir, ya no vale nada”, concluye.

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