Una imagen del año 1945 anunciaba en 'El Pueblo Gallego' la apertura de Ferretería Iturmendi, "la fuente del monte" en euskera. Ochenta años después, el negocio sigue en pie en pleno centro de Vigo, ahora dirigido por la tercera generación. Y lo hace con el mismo espíritu: escuchar, asesorar y dar soluciones.
El 4 de junio de 1945 abría sus puertas por primera vez Ferretería Iturmendi. En un anuncio de prensa en el periódico El Pueblo Gallego, apenas unas líneas informaban de la nueva apertura en el centro de Vigo. Detrás, dos socios vascos afincados en Galicia: Guillermo Mendia y Rafael Iturbe.
Juntos crearon un nombre a partir de sus apellidos: Iturmendi, “la fuente del monte” en euskera. Ocho décadas después, el establecimiento continúa abierto bajo la dirección de Rubén Alonso Crespo, tercera generación al frente del negocio.
De la cajonera de madera al autoservicio
Los comienzos de Ferretería Iturmendi se anticiparon a su tiempo. En los años 40, el modelo tradicional de mostrador y colas era habitual en el sector, pero sus fundadores apostaron por fórmulas nuevas: autoservicio, productos en blister, y una gran cajonera de madera donde cada frente mostraba lo que contenía.
Aquella filosofía sigue viva hoy: entender que muchos clientes llegan con un problema y lo que necesitan es una solución. Y para eso, explican, hacen falta tres cosas: variedad, calidad y servicio. Esa atención es posible, aseguran, porque cuidan a su equipo y evitan la rotación: “La mayoría de nuestros compañeros se quedan hasta la jubilación. Su saber hacer es incuestionable”.
Tres generaciones en el barrio y un oficio que se hereda
Desde que en 1945 se fundó la ferretería, han pasado por la dirección los socios fundadores, después José Marcial Alonso —que volvió a Iturmendi tras 27 años con su propio negocio—, y hoy su hijo Rubén, que dejó la ingeniería para asumir el relevo.
La historia personal y profesional se entrelaza con la evolución de la ciudad. “Antes teníamos muchos clientes que venían del agro, y Vigo era mucho más pequeña”.
“Hoy todo ha cambiado, pero seguimos aquí. Nos siguen parando en la calle para contarnos que les arreglamos una lámpara o una televisión. Esos vínculos son los que se quedan”.
Rubén Alonso Crespo, responsable de Ferretería Iturmendi.
Momentos duros también los ha habido: la crisis de 2008, con caída de ventas e impagos, o las primeras semanas de pandemia, en las que continuaron trabajando sin saber bien a qué se enfrentaban. Pero también hay recuerdos felices: el primer día que entraron a trabajar, la compra del negocio a los antiguos mentores, o el momento en que Rubén decidió continuar con la tienda.
“Seguiremos sin hacer ruido, pero estando aquí”
Ferretería Iturmendi ha visto cambiar el tipo de productos —antes más orientados al campo y al oficio artesanal, ahora más enfocados al pequeño electrodoméstico y herramientas a batería— y la forma de comprar. Reconocen que hoy hay más competencia, menos fidelidad, y clientes que comparan precios online mientras piden asesoramiento en tienda.
Aun así, mantienen la esperanza: “Hoy seguimos ofreciendo algo que la inteligencia artificial no puede sustituir: conocimiento humano y soluciones reales“.
“Hay mercado para una ferretería especializada de barrio. No tenemos grandes pretensiones, solo seguir estando aquí, como estuvimos para sus abuelos y para sus padres”.
Rubén Alonso Crespo, responsable de Ferretería Iturmendi.