Da la sensación de que el sector le ha cogido el gusto a recurrir al ‘pero’ inmediatamente después de confesar cifras positivas o la buena marcha de los negocios. Como si el optimismo fuera un desafío al karma o un escudo supersticioso por si las cosas se tuercen. En esa postura llevamos instalados desde hace algunos años mientras la realidad no para de desmentirnos.
Al sector de ferretería y bricolaje le va bien. Lo reconocen en petit comité proveedores, empresas de distribución y buena parte de los ferreteros. Una industria que crece es una industria sana, pese a que los incrementos a lo largo de los años tengan diferentes intensidades, lo cual parece lógico.
Los datos hablan por sí mismos. No quiero adelantar unas cifras que reflejaremos en el próximo Especial Distribución de Cuadernos de Ferretería y Bricolaje, pero la evolución de las cooperativas, grupos industriales y almacenes de construcción en 2023 dirigen, de nuevo, a crecimientos. Mientras el sector crecía, las guerras, las sequías y la inflación que amenazaban con destruirlo todo ya estaban ahí.
También hay empresas con crecimientos más discretos pero que se producen tras haber realizado importantes inversiones que buscan, precisamente, seguir creciendo y que solo se entienden a partir de un viento de cola favorable.
Sin embargo, los ‘peros’ están cada vez más extendidos en el sector: “Hemos crecido en ventas, pero…”. “El año ha arrancado bien, pero…”. “Vamos a ampliar nuestro almacén, pero…”. Ningún logro sin su ‘pero’ que lo matice.
Una forma de encarar la realidad que me lleva hasta dos posibilidades: que el sector es por naturaleza inconformista y ambicioso o que se deja llevar por el pesimismo.
Así que invito a que nos armemos de optimismo, proyectemos en público lo que reconocemos en privado y apartemos los complejos de un sector al que, insistamos de nuevo, las cosas le marchan bien.
