Cuando empezó a despuntar el fenómeno Amazon en España -parece que fue hace tanto y realmente solo han pasado ¡8 años!-, enseguida aparecieron analistas que nos contaban las innovaciones de esta plataforma. Y, ciertamente, son muchas. La mayor de todas: poner de verdad al usuario en el centro del negocio.
Pero nos encontramos también con que Amazon repite muchas de las prácticas que ya habíamos visto en la gran distribución. Y ahora resulta ‘divertido’ comprobar cómo la gran distribución pone el grito en el cielo por la amenaza que significa para ella un competidor como Amazon y utiliza los mismos argumentos que el pequeño comercio esgrimía en su día para quejarse de las grandes superficies.
Este es un argumento en el que insiste desde hace un tiempo: la importancia que tienen para la plataforma los comercios locales (o lo que es lo mismo para las grandes superficies: proveedores locales). De ahí los mensajes que Amazon lanza, con los que quiere convencer a sus clientes de que, comprando a través de ella, se beneficia también a las pequeñas y medianas empresas españolas.
“Las pequeñas y medianas empresas son el alma de la economía española, desde Amazon estamos totalmente comprometidos a ayudarlas e impulsarlas”. Son palabras de Ryan Frank, responsable de Amazon Marketplace en España. “En última instancia, nuestro éxito depende de su éxito”, aseguró hace menos de un mes.
Según Amazon, en España más de 8.000 pymes venden en su plataforma y logran una cifra superior a los 400 millones de euros en exportaciones. La publicación de todas estas cifras -evidentemente, Amazon solo ofrece los datos que le interesan– tiene como objetivo demostrar que no destruye empleos ni comercios locales, como algunas voces críticas denuncian cada vez más. Quiere convencer a sus clientes y a la sociedad en general que comprar en Amazon genera riqueza y puestos de trabajo también en las pequeñas empresas españolas.
¿Os dais cuenta de que este mismo argumento -el de la creación de riqueza local- lo llevan utilizando años y de forma asidua compañías como Carrefour y Leroy Merlin, entre otras? Es decir, lo usan todas aquellas empresas a las que se hace responsables del cierre de cientos de pequeños comercios en las regiones en las que se implantan. Con esto quieren contrarrestar la mala imagen que muchos consumidores tienen de ellas, algo que podría hacer disminuir sus ventas.
Cuando Amazon comenzó a analizar los productos de sus vendedores y detectó los que originaban las mayores ventas, empezó a comprarlos directamente a los proveedores y a ofrecerlos él mismo. Esta fue una de las primeras quejas de las pequeñas tiendas que trabajaban con su marketplace. El siguiente paso, en muchos casos, ha consistido en crear su propia marca para aquellos artículos que a Amazon más le han interesado. De nuevo, una práctica habitual de la gran distribución, que ha hecho exactamente lo mismo y lo sigue haciendo.
Conscientes de que, si se facilita el pago a los clientes, estos compran mucho más, Amazon ha lanzado recientemente en España su servicio de financiación hasta 3.000 euros. Se trata de una colaboración con Cofidis, entidad financiera especializada en la concesión de préstamos. Esta fórmula no es nada novedosa, ya que la emplean desde hace años las grandes superficies para compras superiores a un determinado importe.
Lo que empezó siendo una venta a usuario final ahora se ha derivado también en ofrecer servicios a empresas, gracias a su proyecto Amazon Business. La plataforma quiere impulsar especialmente esta fórmula en España, tras los buenos resultados alcanzados en Estados Unidos y en otros mercados donde funciona desde hace más tiempo que en nuestro país. Aquí, aunque lleva en marcha un año, no ha terminado todavía de arrancar, pero la compañía está dispuesta a apostar por el mercado profesional.
Lo de convertir empresas en clientes tampoco es algo nuevo. Lo ha hecho El Corte Inglés, Media Markt, Ikea y, por supuesto, Leroy Merlin.
Las comunicaciones entre Amazon y las empresas que trabajan en su marketplace se realizan por correo electrónico y la mayoría se quejan de lo complicado que resulta a veces exponer su punto de vista ante el gigante norteamericano.
De nuevo, una práctica que ha sido habitual en la gran distribución consistía en mantener alejados a los proveedores -salvo que la relación de colaboración entre ambos se encontrara muy consolidada-. Esta actitud ha cambiado con el paso del tiempo y ahora el entendimiento es mayor, pero la posición dominante todavía la mantiene la distribución.
Cuando aterrizaron en España las grandes superficies de bricolaje, intentar que ofrecieran datos era casi misión imposible. Todavía hoy la transparencia está lejos de parecerse al canal de la alimentación o a la de otros países. Que el líder del bricolaje se encuentre a una distancia tan abismal del resto no favorece precisamente esa transparencia en según qué datos. No obstante, se ha avanzado respecto a hace un par de décadas.
Con Amazon nos encontramos en una situación parecida a la descrita. Apenas aporta datos de negocio y casi todo se basa en estimaciones. Sí ofrece el global de facturación en el mundo, pero no por países y, mucho menos, por familias de productos. Hasta hace apenas unos días, incluso tampoco permitía la presencia de prensa en según qué foros en los que participaban responsables de Amazon.
En esto a todas las compañías les gusta presumir. Y Amazon no iba a ser menos. Este punto enlaza con el primero: como una de las mayores críticas que recibe consiste en la destrucción de empleos en los comercios físicos, la plataforma contraataca y publica sus datos sobre creación de puestos de trabajo. Lo último que indicó Amazon, antes del verano, era que iba a crear 600 nuevos empleos nuevos y fijos en España, con lo que sumaría más de 5.400 en nuestro país.
De nuevo, las grandes tiendas de Carrefour, Leroy Merlin, Ikea, etc., siguen esta misma línea desde hace años cada vez que inauguran un punto de venta. Lo primero que señalan es el número de empleados que han contratado y los trabajos indirectos que generan.
Me atrevo a asegurar que Amazon, además de seguir insistiendo en la puesta en marcha de puntos de venta físicos (aunque le queda bastante por aprender, al menos según lo que he podido comprobar con sus tiendas efímeras), va a continuar reproduciendo algunos comportamientos de la gran distribución como, por ejemplo:
Mayor colaboración con las marcas/vendedores. Algo de esto ya lo hemos visto con su apertura en determinados foros, en los que se esfuerza por explicar cómo vender a través de su marketplace y su insistencia en que utilicen su plataforma logística.
Más marca blanca. Lo anterior no es incompatible con el incremento de productos de marca propia.
Mayor facilidad de comunicación. Si quiere mantener una relación más estrecha con sus vendedores, deberá mejorar los canales de comunicación con ellos.
Ampliación de datos. Entiendo que más pronto que tarde acabará ofreciendo cifras de su negocio en España. Hasta dónde estará dispuesto a mostrar dependerá de la evolución del comercio electrónico, de su propio negocio y de la presencia de competidores, como AliExpress.
Incrementar su ecosistema de servicios. Probablemente, mediante empresas colaboradoras o la adquisición de determinadas compañías de servicios: montaje e instalación de productos, reformas, interiorismo y decoración, etc.
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Gracias, Gonzalo, por expresar tus opiniones. Como le decía a Javier, no es la intención de este artículo hablar de los impuestos que pagan o dejan de pagar determinadas empresas. Lo cierto es que, mientras la legislación permita determinadas prácticas o no las penalice, el resultado será el que comentas. Entiendo y confío en que esta situación cambiará pronto, porque es un problema que no solo afecta a nuestro país, sino a toda Europa.
Gracias, Javier. El tema de los impuestos da para un libro, me temo. No era la intención con mi post hablar de ello, sino simplemente reflejar los comportamientos de Amazon que son idénticos a los que mantenía y mantiene la gran distribución. Europa debería tomar cartas en el asunto de verdad, no solo con Amazon. La legislación siempre va muy por detrás de la realidad y, mientras tanto, existen empresas y personas que se aprovechan de ello. No se trata de un caso aislado. También es cierto que todos tenemos nuestra parte de responsabilidad cuando, por ejemplo, aceptamos/exigimos presupuestos sin IVA u otras prácticas del estilo. Pero de acuerdo contigo en que no se puede permitir que algunas empresas puedan bordear la legalidad.
Gracias, Cándido, por tu opinión y aportaciones. Es verdad que Amazon da mucho vértigo. En este sentido, también se parece a lo que vivimos cuando aparecieron las primeras grandes superficies, que parecía que iban a acabar con todo el comercio. Y no solo no ha sido así, sino que el comercio de proximidad ha sabido aportar valor y ha logrado que el consumidor lo aprecie por encima de muchos de esos grandes distribuidores. Estoy de acuerdo contigo en que es vergonzoso que no tengamos acceso a las cuentas por país con detalle y precisión. Confío en que esto se arreglará más pronto que tarde.
Muchas gracias, José.
El negocio de Amazon está basado en no pagar impuestos, ni locales, ni autonómicos, ni estatales.
Como es posible que los que tenéis el poder de comunicación, los medios, los conferenciantes, paséis esto tan importante sin apenas hablar de ello o lo
Mínimo
El bienestar se crea pagando impuestas y esta gente no lo hace
Y cada compra que llega de fuera de España, ¿ quien paga el IVA?
No estamos jugando en las mismas condiciones.
Amazon, un monstruo que se le permite pagar cuatro veces menos impuestos que a las empresas nacionales, tributando en paraísos fiscales.
Que hace nuestro país para proteger a nuestras empresas españolas?
Efectivamente una explicación magistral, pero difiero en una cosa "poner de verdad al usuario en el centro del negocio".
Según mi opinión, esta Empresa es un monstruo que se va engullendo todo, absolutamente todo, proveedores incluídos. Y me refiero a esos pequeños negocios que ponen sus expectativas en el gran circo de venta online dentro de Amazon. Esta Empresa tiene medios y formas muy claras para comérselos a poco que tengan éxito, y ya hay testimonios de ello.
Otra cosa distinta son nuestros propios proveedores, que algunos, ávidos de cifras anuales, ponen sus productos directamente en este medio de venta.
Cómo es posible que después de una década se siga hablando de cifras estimadas?.
Cualquiera de nosotros que lleve una Sociedad, sabe perfectamente que cada año tenemos que reflejar, ante la autoridad competente, nuestro estado de cuentas con decimales incluidos. Nadie piensa que en este juego, ellos juegan con ventaja?.
Ya están tardando en poner infraestructuras fijas, que generen unos gastos fijos, y alguno se dará cuenta que ya no se puede vender con esos márgenes (a no ser que sigan abusando de todos los que les rodean).
En fin, todo esto que actualmente parece favorecer al consumidor (y que efectivamente en lo económico si le favorece) puede a la larga convertirse en algo totalmente contrario.
En otra década lo podremos ver, si es que llegamos.
Magistralmente explicado Marta, bien visto, realista y bien expuesto. estoy al 100% contigo.