Bosch vs Dexter. ¿Innovamos o nos aprovechamos?

El pasado martes, Bosch hizo historia al presentar a nivel mundial un sistema revolucionario de cambio de accesorios para amoladoras llamado X.Lock. Alberto y Jesús Martínez -máximos responsables de la división de herramientas y accesorios de la marca alemana en España-, desgranaron las ventajas de un método que da carpetazo a una forma de entender el uso de esta herramienta que ha durado 80 años. Mientras recordaban que la firma cuenta con 125 centros de ingeniería e invierte en I+D+i el 9% de las ventas todos los años, yo me acordaba de una noticia sobre cambios en el accionariado de Decathlon, de antes de las navidades, que había quedado sepultada bajo toneladas de polvorones.

Me refiero a la de que la contienda entre la familia Leclercq y los Mulliez por el control estratégico del supergrupo empresarial francés se había inclinado a favor de estos últimos. Ellos se encargan ya de marcar la pauta en el negocio de este emporio francés que, además de Decathlon, incluye Auchan, Grupo Adeo, Boulanger, Pimkie, Norauto y otras 50 participadas más. Casi nada. Lo verdaderamente relevante es que la batalla entre las dos facciones estaba determinada por la importancia que unos y otros daban al apoyo a las ventas de terceros y han ganado los que apuestan por la marca propia. Por Dexter en el caso de la familia de herramientas eléctricas en el canal que nos ocupa. Me refiero, desde luego, al Grupo Adeo pero también a cualquier marca de distribuidor.

De esto ya he hablado en otras ocasiones pero es que ya he hablado de casi todo y merece la pena recordarlo. La primera damnificada de la preponderancia de las marcas propias es la innovación. En mejoras y apuestas por la renovación y la evolución de sus herramientas ha invertido Bosch 30.000 millones en los últimos 5 años. Cuando digo Bosch pongan detrás todas las marcas que piensan en hacer más fácil y segura la vida a profesionales y usuarios del canal de ferretería y bricolaje; y, además, dedican recursos a ello. Entre todos ellos tardaron 8 décadas en lograr una mejora evidente en la familia de amoladoras. Sin ellos me temo que tendríamos todavía pendiente inventar la rueda.

Para no dejar solos a los roscos de vino una recomendación gastronómica en Villafranca de los Barros. Que nos cuesta acordarnos de Extremadura y es una de mis comunidades favoritas. Mesón Monterrey.