Ferretería El Martillo (Cehegin, Murcia): el sueño de un joven emprendedor

El Martillo es más que una ferretería industrial. Su historia comienza con la inquietud de un joven de 16 años, Daniel Jensen, que lejos de conformarse con estudiar y practicar deporte, buscó un camino para prosperar mientras ayudaba a su familia. Lo que empezó como un esfuerzo por apoyar a su padre, empleado de una ferretería, se transformó con los años en un proyecto empresarial ambicioso.

Asociada a Cadena 88, esa ferretería inicial ha evolucionado hacia un suministro industrial que ocupa 3.000 m² en un pequeño pueblo del noroeste de Murcia (Cehegin). La clave ha sido una mezcla de visiones renovadoras, resistencia a los desafíos y un compromiso con la modernización.

La juventud como reto y motor de cambio

Tomar las riendas del negocio siendo tan joven fue una de las pruebas más exigentes. “El reto más complicado fue ganarme la confianza de los empleados”, explica Jensen. La resistencia al cambio y la percepción de inexperiencia por parte de algunos fueron barreras iniciales. Sin embargo, con una filosofía centrada en la profesionalización, la disciplina y la implantación de nuevas normas de gestión, el negocio dio un giro sustancial.

Uno de los pilares del éxito ha sido la mentalidad colaborativa. “No ponemos límites al aprendizaje. Fomentamos un ambiente en el que todos somos iguales y no hay lugar para la competencia interna”, comenta Jensen. Esta filosofía de trabajo, que adopta prácticas más comunes en grandes multinacionales, marca la diferencia en un sector tradicional.

Inspiración y aprendizaje fuera del pueblo

A los 18 años, Daniel Jensen dejó su localidad natal para ampliar sus horizontes. Trabajó en una multinacional del sector, donde en sólo un año logró convertirse en jefe de sección. Esta experiencia fue fundamental para moldear la visión de su propio negocio: “aprendí cómo gestionar compras, proveedores y personal. Esa etapa fue clave para definir el modelo que quería implementar en El Martillo”.

Conectar con los clientes en la era digital

El Martillo se distingue también por su uso efectivo de las redes sociales. Su cuenta de Instagram muestra una combinación de videos prácticos, explicaciones sobre productos y contenido divertido, una estrategia que ha fortalecido su relación con la clientela. “Las redes, junto con anuncios de radio y mupis (soporte de publicidad exterior), nos han permitido llegar mucho más lejos”, asegura.

La tienda física también ha sido transformada para ofrecer una experiencia más moderna. La transición de un mostrador de 10 metros a un autoservicio ha facilitado que los productos se vendan de manera autónoma, con lineales organizados que destacan las novedades del mercado.

Visón del sector y futuro del negocio

En cuanto al futuro, Jensen es claro: “el cliente busca comodidad y rapidez. Nuestro reto es ofrecer el servicio completo: venta, instalación y mantenimiento”. Para ello, El Martillo apuesta por un stock controlado que elimine la necesidad de pedidos externos, compitiendo con plataformas como Amazon.

La fuerza de los apoyos

Detrás de cada proyecto exitoso hay personas que aportan apoyo incondicional. En este caso, Nerea Romera, su mujer, ingeniera de profesión, ha sido una figura fundamental: “ella ha estado en los mejores y peores momentos, dedicando horas interminables para que este sueño conjunto siga creciendo. Su compromiso es una de las razones por las que hemos llegado hasta aquí”.

Una historia de evolución constante

La evolución de El Martillo es un testimonio de cómo la pasión, la perseverancia y la innovación pueden transformar una pequeña tienda en un referente del sector industrial. Su recorrido es, al mismo tiempo, una historia de aprendizaje continuo y un ejemplo de cómo las raíces familiares y el esfuerzo compartido son ingredientes esenciales para alcanzar el éxito.