Fundada en 1900 como una tienda de alimentación y droguería por Hilaria Petite, Ferretería Apezteguía se ha consolidado como uno de los suministros industriales más valorados de Navarra. Con cuatro generaciones al frente, el negocio ha evolucionado de los utensilios agrícolas a un surtido integral para profesionales y particulares, manteniendo su seña de identidad: tener de todo y entregarlo al momento.
Fundada en el año 1900 como una pequeña tienda de alimentación y droguería por Hilaria Petite, Ferretería Apezteguía se ha convertido, con el paso de las décadas, en uno de los suministros industriales mejor valorados de Navarra. Hoy, bajo la dirección de Juan Ignacio Apezteguía, la empresa mantiene vivo el legado familiar y afronta nuevos retos en un sector en constante transformación.

De tienda de ultramarinos a suministro industrial
La evolución de Apezteguía refleja la historia económica de la zona. En los años 50, Ignacio Apezteguía Petite, hijo de la fundadora, tomó las riendas del negocio. Entonces comenzó a incorporar artículos vinculados al consumo agrícola, esenciales para un territorio donde la ganadería era el sustento principal: horcas, clavos, guadañas o utensilios para el campo.
Con el tiempo, la oferta fue ampliándose hacia productos de hogar y droguería, adaptándose a las necesidades de clientes particulares y profesionales. Hoy, el suministro cuenta con 1.000 metros cuadrados de tienda y 2.000 de almacén, lo que les permite dar respuesta inmediata a cualquier pedido.
Cercanía y servicio inmediato
Uno de los rasgos diferenciales de Ferretería Apezteguía es su capacidad de tener prácticamente de todo y entregarlo al momento. “Si un cliente pide un bote de pintura, le recordamos también la brocha, el rodillo, la lija o la cinta de carrocero. Esa atención personalizada marca la diferencia”, destaca Juan Ignacio.
Actualmente, el equipo lo integran nueve personas, con la motivación compartida de garantizar la continuidad de un negocio que ya suma cuatro generaciones. Sus clientes son variados: talleres, carpinteros, fontaneros, constructores, ganaderos, pequeñas industrias y particulares que buscan soluciones rápidas y eficaces.
Compromiso con la modernización
La empresa forma parte de Synergas, cooperativa que, en palabras de Juan Ignacio, “es la mejor de España”. Gracias a ello, pueden ofrecer una amplia variedad de artículos con precios competitivos y disponibilidad inmediata.
El próximo gran proyecto es la modernización de sus sistemas informáticos, una apuesta necesaria para seguir compitiendo en un entorno donde la digitalización es clave. “Nuestro mayor rival es internet, pero nuestra fortaleza es el stock inmediato y la atención cercana”, subraya Apezteguía.
Optimismo frente al futuro
Pese a los desafíos que plantea la venta online, la visión de Juan Ignacio es optimista: “El futuro del suministro industrial lo veo muy bien, siempre que se reinvente y actualice el producto”. Para él, el reto está en mantener el equilibrio entre tradición y modernidad, sin perder la esencia de lo que siempre ha distinguido a Apezteguía: la capacidad de dar soluciones inmediatas con la confianza de un negocio cercano y familiar.
Preguntas rápidas
¿Cuál es el producto más curioso o inesperado que habéis vendido?
Más que un producto extraño, a veces lo que nos llama la atención es la utilidad que se le da a algunos productos, o la necesidad de recurrir a la imaginación para solucionar algunos problemas. Por ejemplo, algún cliente se ha llevado imanes para colocárselos en el cuerpo por recomendación de su fisioterapeuta, o un cliente se ha llevado una malla de cierre para que una parra crezca en la dirección de la malla…
Otras veces, nos vienen clientes buscando ayuda para solucionar un problema poco habitual. Ahí es cuando tienes que tirar de imaginación e ingenio, esa es una de las partes más entretenidas de este trabajo.
¿Alguna anécdota divertida o memorable con un cliente?
Para mi la anécdota más bonita es cuando un cliente te da las gracias.
Defina su suministro en tres palabras.
Tener de todo.
¿Tenéis alguna costumbre o tradición interna que se mantenga desde hace años?
Todos los 24 de diciembre entregamos a los clientes que vienen ese día un trozo de turrón con un calendario.
Todo esto empezó con mi abuela Hilaria, una gran mujer, que decidió que el día de Navidad a ningún cliente suyo le faltaría un trozo de turrón. Mi padre, para añadir algo más y que se acuerden de nosotros, empezó a entregar el calendario. Y en la actualidad el 24 de diciembre de todos los años se da a los clientes el calendario con nuestro nombre y un paquete de turrón de la marca Manterola (esto se lleva haciendo más o menos desde 1925).

















