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GSI celebra 25 años con un homenaje al esfuerzo, al equipo y al talento femenino que ha hecho posible su historia

Por Iván del Dedo MartínResponsable de contenidos del área de Suministros Industriales
El 63 % de la plantilla de GSI son mujeres. En un sector donde esto sigue siendo una excepción, el 25 aniversario del suministro gallego, que reunió a 700 personas del sector, fue también un homenaje a todas ellas. Desde las pioneras que pusieron las primeras piedras hasta las voces de Irene Villa, Desirée Vila y Teresa Portela, que emocionaron al auditorio con mensajes de superación, perdón y trabajo constante.

Una empresa que nació con cuatro personas, una oficina pequeña y una idea clara: hacer algo distinto desde Galicia. Veinticinco años después, GSI ha demostrado que se puede crecer sin perder el rumbo, resistir sin renunciar a los valores y celebrar sin olvidar de dónde se viene. Este jueves 5 de junio, cerca de 700 personas se reunieron en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Santiago de Compostela para conmemorar el 25 aniversario de la compañía, en un evento que combinó emoción, homenaje y visión de futuro.

Clientes, proveedores, personal de toda Galicia y Portugal, representantes institucionales, autoridades y amigos de la empresa se dieron cita para rendir homenaje a un proyecto que Argimiro Fernández, gerente y fundador, tuvo claro desde el inicio: hacer del suministro industrial en Galicia un modelo propio, sin olvidar el valor de las personas.

La jornada fue también una oportunidad para reconocer públicamente a Argimiro, por haber liderado el proyecto desde sus inicios, y hacerlo superando obstáculos, decisiones difíciles y años complejos como la crisis de 2008 o la pandemia. Y, además, para celebrar algo que no es habitual en este sector: el protagonismo de las mujeres, tanto en la plantilla como en los orígenes del propio proyecto.

Una historia de dificultades, decisiones y lealtades

En su intervención, Argimiro relató los comienzos de GSI en el año 2000, con una oficina pequeña y apenas cuatro personas. Recordó cómo tuvo que presentar su plan de negocio en doce bancos en un sólo día, hasta que uno confió en él. Rememoró también las etapas más duras: la inversión de 2006, que coincidió con la llegada de la crisis; las cuentas a cero; las semanas sin cobrar; y una tarjeta “tragada” por el cajero cuando no había nada más. “Hubo días en los que pensé en tirar la toalla”, reconoció, “pero nunca dejé de creer”.

Imagen del primer préstamos que una entidad financiera otorgó a GSI.

El camino fue difícil, pero lleno de hitos: el crecimiento en Galicia, la consolidación de su feria propia, la expansión a Portugal, y la transformación digital que les permitió mantenerse operativos durante la pandemia. “Siempre fuimos exigentes con nosotros mismos, porque si no nos retamos, nos comen por todos lados”, explicó.

“Hubo días en los que pensé en tirar la toalla, pero nunca dejé de creer”.

Argimiro Fernández, gerente de GSI.

Mujeres que pusieron las primeras piedras

Uno de los momentos más significativos del acto fue el homenaje a las pioneras de GSI, las primeras trabajadoras que contribuyeron al nacimiento de la empresa. Ana Taboada y Mari Carmen Fernández fueron presentadas como pilares de aquella etapa inicial. Además, participaron en la bienvenida y dieron paso a todo el evento.

En un sector tradicionalmente masculino, GSI ha construido una cultura empresarial distinta. Actualmente, el 63 % de la plantilla son mujeres, una cifra poco común en el suministro industrial. Argimiro destacó este dato como uno de los logros que más orgullo le produce y reivindicó la aportación de las mujeres no sólo al funcionamiento diario, sino al carácter del proyecto: “En todas las etapas, las personas siempre han estado por encima de todo”.

Una conversación sobre valores con voz femenina

La celebración del acto incluyó una mesa redonda moderada por el periodista José Ribagorda, con la participación de tres referentes del deporte y la superación personal: Irene VillaDesirée Vila y Teresa Portela. Durante el diálogo, compartieron vivencias marcadas por la adversidad, el perdón, la constancia y la búsqueda de propósito.

Irene Villa habló de su atentado como un renacimiento. “Contarlo ayuda. El perdón fue el fruto de mi vida”, afirmó, insistiendo en que “el amor ahuyenta todos los miedos”. Desirée Vila, por su parte, recordó su amputación a los 16 años tras una negligencia médica y cómo tuvo que reinventarse desde la gimnasia hasta llegar al atletismo paralímpico. “Lo único incurable son las ganas de vivir”, dijo, subrayando el poder del entorno y del respeto en los procesos de adaptación. Teresa Portela, siete veces olímpica, recordó que “los límites no existen” y puso en valor la familia, el equipo y la disciplina como claves de su trayectoria.

Las tres coincidieron en que los valores se transmiten con el ejemplo, que es necesario aprender a pedir ayuda y que la queja constante bloquea el avance, en la vida y en la empresa. Un mensaje que conectó con la cultura interna de GSI: superación, compromiso y trabajo compartido.

De izquierda a derecha: José Ribagorda, Irene Villa, Desirée Vila y Teresa Portela.

El mejor suministro industrial del Noroeste

Durante la celebración, GSI recordó el galardón como el mejor suministro industrial de la zona Noroeste en los Premios C a la Excelencia en la Distribución organizados por C de Comunicación. Argimiro Fernández, visiblemente emocionado y recordando toda la trayectoria, dedicó el galardón a su equipo, a los clientes, a los proveedores y a todas las personas que han sostenido el proyecto durante estos 25 años: “Si dijera que tengo un equipo ideal, me quedaría corto”.

Una empresa gallega, con alma de equipo

Desde sus instalaciones en Lalín, GSI ha crecido sin perder su esencia. Ha diversificado su actividad a más de 12 sectores, cuenta con más de 50 personas en plantilla —entre España y Portugal—, y sigue apostando por un modelo de negocio centrado en el cliente, con relaciones de largo plazo tanto con proveedores como con el entorno local.

“GSI y mi familia son mi vida”, subrayó Argimiro para cerrar su intervención. Agradeció a las entidades financieras que creyeron en el proyecto, a las instituciones, y, especialmente, al equipo que considera su segunda familia: “Aquí no hay traje ni corbata, pero sí mucha entrega. Me siento orgulloso y agradecido”.

Soñar con los próximos 25

La jornada terminó con una llamada a seguir construyendo futuro. “Disfrutad del acto, compartid recuerdos y soñad con lo que está por venir”. Fue, sin duda, un aniversario marcado por la gratitud, por la memoria compartida y por el deseo de Argimiro de que GSI siga siendo lo que ha sido desde el primer día: una empresa con rumbo propio, profundamente humana, nacida en Galicia y hecha por personas.

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