La nueva hoja de ruta fiscal y regulatoria que marcará el coste empresarial en 2025 trae consigo una serie de medidas que las empresas deben entender para planificar sus gastos y mantener la competitividad. Desde las tarifas eléctricas hasta las contribuciones fiscales, estas son las cinco claves que definirán la factura empresarial del próximo año.
Subida del impuesto de sociedades para las grandes empresas
El Ministerio de Hacienda ha confirmado que el tipo impositivo para las empresas con una facturación superior a 20 millones de euros pasará del 25 % actual al 28 %. Esta medida pretende aumentar la recaudación fiscal en un momento de tensiones presupuestarias, pero ha generado críticas en el tejido empresarial, que teme una menor inversión.
Nuevas tarifas de acceso a la red eléctrica
En el ámbito de la electricidad, 2025 marca un regreso definitivo del IVA al 21 %, tras las rebajas fiscales temporales adoptadas durante la crisis energética. Este cambio implica el fin de las fluctuaciones impositivas que vinculaban el IVA al precio del mercado eléctrico. Además, el Impuesto Especial de la Electricidad (IEE) se estabilizó a lo largo de 2024, subiendo progresivamente hasta el 3,8 %, mientras que el Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica (IVPEE) alcanzó el 5,25 % a mediados del año pasado.
En términos de costes fijos, los cargos del sistema eléctrico aumentarán un 39 % respecto a 2024, después de haber permanecido reducidos un 55 % desde 2021 por las medidas para mitigar el impacto de la guerra en Ucrania. Sin embargo, los peajes eléctricos, gestionados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), disminuirán en promedio un 4 %.
Otro cambio significativo afecta a los consumidores con tarifa regulada, ya que se implementarán nuevos ajustes en el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Este modelo incluirá más referencias de precios a medio y largo plazo para suavizar la volatilidad del mercado, aumentando la proporción de estos indicadores al 40 %, frente al 25 % del año anterior.
Incremento en los costes de transporte y logística
La subida de los precios de los peajes en las principales autopistas y una nueva tasa al transporte pesado para reducir emisiones impactarán directamente en los gastos logísticos de las empresas.
Las autopistas de peaje gestionadas por el Estado, como la R-2, R-3, R-4 o la AP-7 Cartagena-Vera, verán un incremento del 2% para vehículos sin sistema de cobro electrónico y hasta un 11,09 % para aquellos que lo utilicen. Por su parte, las tarifas de las autopistas bajo concesión privada subirán entre un 3,84 % y un 5,45 %, según las condiciones de cada contrato.
Los envíos de paquetes también experimentarán ajustes. El coste del envío de paquetes de menos de un kilo subirá un 3,85 %, alcanzando los 16,2 euros, mientras que los de más de 20 kilos se encarecerán un 1,45 %, situándose en 45,6 euros. Para los envíos internacionales, un paquete de menos de cinco kilos costará 47,2 euros, reflejando un incremento del 2,05 %.
En sectores como el suministro industrial, donde la logística es vital, estos aumentos podrían repercutir en el precio final de los productos. Se estima que el coste del transporte podría aumentar hasta un 8 %.
Nuevas bonificaciones fiscales para la digitalización
No todo son aumentos: las empresas podrán beneficiarse de desgravaciones fiscales si invierten en tecnologías de automatización y digitalización. El Gobierno busca así impulsar la competitividad a través de la transformación digital.
Cambio en las cuotas de la seguridad social
La reforma laboral también introduce un ajuste en las cuotas de la seguridad social, con un ligero aumento del porcentaje que las empresas deben aportar por sus empleados. Aunque la medida pretende reforzar el sistema de pensiones, supondrá un coste adicional.