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Las nuevas instalaciones de TPF suponen un compromiso de la empresa con su ciudad, Burgos.

TPF: un viaje de compromiso y evolución a través del suministro

Por Iván del Dedo MartínResponsable de contenidos del área de Suministros Industriales
La empresa burgalesa, fundada en 1991, ha demostrado a lo largo de los años su capacidad para adaptarse y crecer, superando los obstáculos que se ha ido encontrando por el camino. En sus nuevas instalaciones de 9.000 m2, el compromiso con los clientes y la visión de futuro se combinan para ofrecer un espacio único que va más allá de la mera venta, convirtiéndose en un punto de encuentro para profesionales del sector.

La historia de TPF y sus nuevas instalaciones no puede concebirse sin la palabra avance, no puede entenderse sin un afán de continua evolución que, además, va de la mano de la ciudad. Su ciudad: Burgos, por la cual se desviven todos y cada uno de los empleados de la compañía. 

Juan Arribas, gerente del grupo TPF, emprendió este viaje en 1991. Inició su actividad con las rozas y perforaciones junto a Francisco Martín, también fundador de la entidad. Así lo recuerdan mientras pasean entre los pasillos de las nuevas instalaciones de su empresa, que cuenta con más de 9.000 m². “En aquellos tiempos era un negocio pequeño, muy modesto y especializado”, rememora Juan a C de Comunicación en la visita al nuevo macrocentro burgalés. 

La entrada a TPF cuenta con una araña esculpida con materiales industriales.
La entrada a TPF cuenta con una araña realizada por Cristino Diez, escultor local, con materiales industriales.

Pero desde muy pronto, ya en 1994, lo que comenzó como una empresa pequeña se convirtió en algo mucho más grande con la adquisición de un local de 60 m². En él, TPF pudo ampliar su oferta e ir abasteciendo a sus clientes, cada vez más numerosos. La compañía ya estaba, en ese momento, estableciendo relaciones sólidas con proveedores clave en el sector de los suministros industriales. 

La ‘crisis del ladrillo’ casi trunca su evolución 

Tan sólo seis años después, en el 2000, la entidad burgalesa multiplicó casi por diez su espacio, trasladándose a unas instalaciones con más de 500 m². Y se volvieron a mudar después, en 2007, a otras con casi 5.000 m². Ese fue un momento clave. Clave y crítico. 

Con la ‘crisis del ladrillo’ en pleno auge, a Juan Arribas le tocó sobrevivir, le tocó salvar a su empresa de la quiebra técnica en la que, por momentos, estuvo. Él, en una conversación en marzo de este año con C de Comunicación, achacaba esa salvación a la suerte. Pero nada más lejos de la realidad. Al caminar junto a él por los nuevos pasillos de TPF y conversar sobre el pasado, el presente y, sobre todo, los próximos retos -después llegaremos a ellos- se percibe que esa suerte es, en realidad, trabajo duro y constancia. 

Porque sin tiempo para detenerse en la crisis de 2008, TPF abrió en 2010 una nueva línea de negocio denominada TPF Autopalas, trasladada también recientemente al Polígono La Lora burgalés junto al resto de la empresa. Esta línea está dedicada al alquiler, venta y reparación de maquinaria para obra y vehículos. 

TPF abrió en 2010 una nueva línea de negocio, TPF Autopalas.

Tras unos años de descanso, en 2018 TPF absorbe Globalcolor, la empresa líder hasta esa fecha del mundo de las pinturas en Burgos; y en 2019 abre su nueva sede en Aranda de Duero. 

La expansión, en su punto más álgido 

En la actualidad, y antes de adentrarnos en las nuevas instalaciones de TPF en Burgos, la entidad castellanoleonesa cuenta con tres puntos de venta: uno en Miranda de Ebro y los dos citados en Burgos y Aranda de Duero. Además, la empresa posee más de 20 vehículos y casi una decena de personas en la red comercial. 

“Haz un cliente, no una venta”. Esta frase de Katherine Barchetti, minorista y experta en ventas, parece adaptarse a la perfección a las nuevas instalaciones de TPF. “Queremos apostar por el cliente, que tenga espacio suficiente y pueda ver el producto, tocarlo y probarlo”, subraya Juan, que quiere frenar las amenaza de internet a base de cercanía y stock. 

Visión y pasión, dos claves de TPF

El compromiso y el pensamiento en los clientes es tal, que en TPF se piensa hasta en el más mínimo detalle. En sus nuevas instalaciones se percibe la comodidad, el espacio para poder observar y comprar tranquilamente, pero hay elementos que llaman la atención. Tres de ellos son árboles artificiales colocados en el pasillo central de la tienda, que dan una imagen confortable. Pero van más allá, puesto que cuentan con un asiento acolchado que simula ser el macetero. Porque el 98 % del negocio, comenta Juan, va dirigido a los profesionales, pero con este nuevo local quieren atraer al cliente particular. 

Y este elemento es muy reseñable, ya que Juan Arribas se inspiró en la tienda de Apple de la Quinta Avenida de Nueva York para situarlo en su negocio. Apertura de miras, capacidad de aprendizaje, de adaptación, y una gran visión de futuro. Esas características desprenden estos árboles, a priori pequeños en un área expositiva de 4.000 m² de los 9.000 en total de las nuevas instalaciones. 

Los árboles artificiales que decoran TPF están inspirados en la tienda Apple de la Quinta Avenida de Nueva York.
Estos árboles, con asiento incluido, se inspiran en la tienda de Apple de la Quinta Avenida de Nueva York.

Sin apenas darte cuenta y observando el gran espacio con el que cuenta la sección de pintura, con una marca propia de TPF y otros cuatro socios incluida, llamada ‘Cavemax’, pasando por los abrasivos, herramientas de corte y materiales de protección entre otros artículos, caes en la cuenta de que los pasillos te llevan a realizar todo el recorrido de la tienda. “Esto llevó muchas horas de estudio, de arrugar y tirar planos y de, finalmente, pensar en colocar algunas de las marcas potentes en lugares fríos para favorecer que el cliente pase por los máximos lugares posibles”, comentan Juan y Francisco. 

La sección de pintura es una de las más importantes.

En su inauguración, además, esta superficie acogió a casi 2.500 personas de las 1.500 que estaban previstas en un primer momento, recuerda Juan. “No esperábamos esa respuesta y para nosotros fue uno de los instantes más bonitos que hemos vivido”, añade el gerente rememorando algunos de los momentos más destacados de aquel día. 

Más allá de la superficie expositiva

Pero las nuevas instalaciones de TPF no acaban en este espacio. Detrás hay todo un engranaje que facilita el buen funcionamiento de la empresa, con casi 2.000 m² de superficie para los materiales de construcción, dos talleres para reparar la maquinaria de obra y los vehículos que ofrecen con TPF Autopalas y un almacén de más de 400 m²

Volviendo de nuevo a la zona de tienda y continuando el recorrido, Juan se detiene ante un lineal inmenso de guantes de protección para hacer balance a C de Comunicación de estos primeros meses en las nuevas instalaciones. “Aunque septiembre, por ejemplo, fue un mes extraño, la facturación ha crecido en estos meses casi un 15 % con respecto a los números del año pasado gracias a esta apertura”, reseña el gerente. 

Lineal de guantes.
Lineal de guantes de TPF.

Uno de los puntos clave de este recinto, explica en este caso Francisco, es el sistema que han implantado para detener los robos. Y desde el primer día está funcionando a pleno rendimiento, puesto que los hurtos “han caído en un 98 %”, subraya Francisco. 

De nuevo caminando entre los pasillos y detectando que ningún artículo está situado en el suelo, sino sobre estantes o tarimas expositoras, Juan menciona que la familia de productos que más ha crecido en ventas desde junio (su apertura) es la de electricidad, aunque los abrasivos y las máquinas de soldadura están siendo muy importantes en esta nueva etapa de TPF. 

“Los clientes nos pedían que no quitáramos el bar”

En estas novedosas instalaciones hay un elemento clave que ya se encontraba en las anteriores y que los clientes reclamaban al trasladarse: un bar. Muchos de los visitantes utilizan este espacio que opera dentro de la empresa y que supone un enclave único decorado con materiales industriales. En él, los profesionales del sector se encuentran y establecen relaciones en un ambiente cálido, cómodo y cercano.

Imagen panorámica de TPF.

Para una empresa en la que el sector industrial suponía un 5 % del negocio en los inicios y ahora aporta un 98 %, la adaptabilidad y la constante búsqueda de la excelencia han sido claves para el éxito presente y los retos futuros que plantean Juan y Francisco. Porque esto no para aquí. Si algo nos muestra la línea temporal de TPF es que mantenerse en lo alto requiere una evolución continua. Y ahí, en TPF son claros, quieren “hacer cantera”.

En manos de las nuevas generaciones

“Tratamos de que las personas que entran en la empresa vayan creciendo, vayan interiorizando y aprendiendo los conceptos del negocio, para que puedan evolucionar con él. Así también podemos combatir la carencia de profesionales a la que se está enfrentando el sector”, explica Francisco. 

De esta forma, TPF asegura un futuro que pasa por seguir ampliando el negocio con retos ambiciosos a medio plazo y porque las nuevas generaciones se empapen de este espíritu de crecimiento y de evolución. Y, por qué no, añade Juan, puedan llevar TPF en algunos años a otros lugares fuera de la provincia de Burgos. 

La historia de TPF es una prueba fehaciente de que la pasión, la visión y el compromiso pueden convertir un modesto inicio en una empresa sólida y exitosa que no sólo transforma su negocio, sino que transforma también la vida de su ciudad. Porque, como decía Julia Burgos, poetisa puertorriqueña que comparte el nombre de su apellido con la ciudad que acoge a TPF, “dejarse vencer por la vida es peor que dejarse vencer por la muerte”.

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