Este noviembre he participado nuevamente en las Jornadas de Jóvenes Ferreteros organizadas por el grupo C de Comunicación. Como director de marketing de Pintyplus, representé a nuestra marca junto a mi compañero Miguel Olías. Sin embargo, no es este el objetivo del artículo.
En estas jornadas volví a confirmar algo que ya había observado en ocasiones anteriores: el sector ferretero es una comunidad basada en valores de proximidad y vocación. A menudo está integrado por familias que continúan un legado generacional, trabajando con esfuerzo para ofrecer un servicio cercano y de calidad a sus vecinas y vecinos. En muchas ocasiones, los vínculos trascienden lo comercial y se convierten en relaciones de camaradería e incluso amistad.
Una mirada filosófica al sector ferretero
Mi formación no es muy habitual en el sector: soy filósofo. Cuando lo digo suelen suceder dos cosas: o la gente se va apartando de mí, asustada, o me preguntan con sincera curiosidad qué diantres significa eso de ser filósofo. Bien, no es una pregunta fácil de contestar (y eso es, seguramente, un problema de nuestro oficio), pero últimamente acabo diciendo, para no alargarme, que se trata de una disciplina que piensa la realidad de una manera diferente, permitiéndonos identificar aquellos conceptos e ideas que están detrás de todo un movimiento social o de un gremio, por ejemplo, el ferretero, y que a veces son difíciles de verbalizar, que operan en la sombra, sin que podamos aprovecharlos ni para bien ni para mal.
Dicho todo esto, ¿hay algo que un filósofo pueda hacer por el sector ferretero? ¿Existe algún concepto que valga la pena sacar a la luz para que intentemos aprovechar su alumbramiento en beneficio de todas y todos?
El capital social como pilar de las ferreterías
En las Jornadas a las que me he referido se organizó una charla coloquio en la que participaban dos parejas: un padre ferretero y su hijo convencido de continuar con el negocio. Una madre ferretera y su hija, también convencida de lo mismo.
En un momento dado, Jesús Saseta, de Ferretería Sagar, nos brindó una anécdota que por su trasfondo ético y político me hizo pensarla en clave filosófica. Explicó que había ocasiones en las cuales un consumidor venía con la fotografía o captura de pantalla, pongamos por caso, de un grifo. En la captura, que era de Amazon, el grifo valía 55€. Y Jesús, según sus palabras, pensaba para sí: “Yo ese grifo lo tengo, pero por 64€”. Esta anécdota después de haber explicado su visión del oficio y su propia trayectoria. Ferretería Sagar, nos explicó, es muy dada a patrocinar (apoyar económicamente) a diferentes clubs deportivos de la zona donde está su negocio. Lo resumió, para deleite de la audiencia, con la siguiente frase: “En la vida hay que ser consciente de los privilegios y hay que devolverle a la sociedad lo que nos da.”
Desde una perspectiva puramente utilitaria, dejando de lado cualquier pensamiento político o ético, la recomendación a Jesús y a cualquier otro ferretero que tuviera el grifo nueve euros más caro sería algo del tipo: “Debéis evolucionar hacia un sistema que os permita competir en precio, o ajustaros más para ser más competitivos, o buscar maneras de dar un servicio aún mejor, con valor diferencial, etc.”
Muy bien, pero ¿por qué no pensamos este caso de otra manera? Mientras hablaba, recordé a un sociólogo estadounidense que en su día leí con devoción. Siempre me ha interesado la cuestión filosófica de cómo se relacionan individuo y colectivo, y él nos daba una herramienta crucial para pensar y potenciar toda actividad económica, social, artística, deportiva, cultural o de cualquier otro ámbito que se preocupara no solo por su propia actividad, sino que también se involucrara con el tejido asociativo y con el entorno.
El nombre del sociólogo es Robert D. Putnam, quien popularizó el concepto de capital social para referirse a los entramados sociales, la reciprocidad y la confianza que fortalecen a las comunidades.
El valor de la compra local
Ya se hace, pero no se puede parar de comunicar esto al consumidor final. Que pagar nueve euros no es solo un costo adicional, sino una inversión en el tejido social que beneficia a todos. Que apoyando el tipo de negocio que se preocupa por su entorno y por la gente de su alrededor, aunque se tenga que pagar más por un producto, se está ayudando a crear las bases para un barrio, un pueblo, una ciudad, una comarca, una región o un país con mayor potencial humano, donde valdrá la pena vivir.
¿Cómo comunicar esto de forma clara y sencilla? No tengo herramientas mágicas, pero como mi reflexión vino a raíz de la intervención de Jesús Saseta, y off the record estuvimos hablando un rato sobre esto, voy a compartir aquí algo que le propuse: ¿Por qué no poner en todos los mostradores, o justo detrás de ellos, mediante vinilo, una frase tipo: “CUANDO COMPRAS AQUÍ, CREAS COMUNIDAD Y APOYAS A TU ENTORNO” ? Es una tontería, pero quizás alguien que no había pensado nunca en esto, lee la frase y reflexiona.
Y no quiero obviar algo real: hay consumidores a los que les va lo de los nueve euros. No hay que criminalizar a quien opte por la opción más barata, pero sí que se ha de trabajar a nivel político para facilitar la vida a los negocios que contribuyen de esta manera. Comprar en una ferretería tiene valor ético, pero no hacerlo no convierte a nadie en mala persona. Que no se me malentienda en este tiempo que nos toca vivir de hipertrofia moral.
Por eso hay que decirlo alto, hay que comunicarlo de alguna manera atractiva y efectiva, y hay que convertirlo en un valor marca diferencial, al menos para las ferreterías que cumplan con lo dicho, que estoy seguro de que son la amplia mayoría: comprar en una ferretería tiene un gran valor ético. Es contribuir a crear un entramado social fuerte, con un alto Capital Social.
Ejemplo de todo esto ha sido el papel de las ferreterías durante las semanas posteriores a la DANA vivida en Valencia. Abiertas el tiempo que hiciera falta, suministrando cuántas herramientas y demás utensilios hicieran falta, apoyando a la vecindad para salir adelante en momentos difíciles. Como muchos otros comercios de proximidad que se vehiculan a los barrios, a los pueblos, a la gente, a la comunidad. No únicamente a frías cuentas de resultados.
GRACIAS KEVIN,POR TU RESUMEN,Y LA VERDAD QUE ME GUSTO CUANDO COMENTASTE QUE ERAS FILOSOFO, QUE BONITA MANERA DE INTRODUCIR LA FILOSOFIA EN EL PEQUEÑO COMERCIO, O DE PROXIMIDAD. TENEMOS QUE SEGUIR INVIRTIENDO EN VALORES Y EDUCACION, QUE SEGUN CREO ,AHI ESTA EL FUTURO DE UNA SOCIEDAD MEJOR. COMO EJEMPLO ME GUSTA MUCHO QUE AUSTRALIA HAYA PROHIBIDO EL ACCESO A REDES SOCIALES A LOS MENORES DE 16 AÑOS. MI OPINION. UN SALUDO
Inspirador post, Kevin. Gracias por tu reflexión