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El impacto de la demografía en la empresa

Por José CarrascoFundador de Fersay y Azelera Formación

Un país depende en gran medida de su demografía para abastecer al mercado laboral con los empleados necesarios que mantengan en funcionamiento sus empresas y negocios.

Si no contamos con suficientes jóvenes nativos españoles que se incorporen al mundo laboral, nos enfrentamos a un problema grave: no podremos reemplazar a quienes se jubilan, ni garantizar una fuerza laboral preparada. Ante esto, muchos piensan que la solución pasa por traer jóvenes del extranjero, es decir, recurrir a la inmigración.

Sin embargo, una inmigración no controlada puede presentar dificultades, ya sea por la falta de preparación profesional —ya que los títulos y formaciones no son equivalentes entre países— o por la carencia de ciertos valores que las empresas necesitan, como el compromiso, la ética, la solidaridad, el trabajo en equipo, la superación personal o la capacidad de aprendizaje y adaptabilidad.

El tejido empresarial español está compuesto en un 99 % por micropymes y pymes. Esto significa que la mayoría de las oportunidades laborales se concentran en este tipo de empresas, que tienen necesidades muy distintas a las grandes corporaciones.

Es increíble que las empresas se quejen de no encontrar gente y la gente se queje de no encontrar empleo en España. Es una grave contradicción. 

Datos

Según estudios recientes, los empleos más demandados entre 2025 y 2030 serán: personal agrícola, conductores de camiones ligeros y repartidores, desarrolladores de software y aplicaciones, trabajadores de la construcción y dependientes de comercio. Si estas van a ser las profesiones más solicitadas, necesitamos formar a personas para ocupar estos puestos, al menos a corto plazo.

Además, cada vez está más claro que existe una desconexión entre el sistema educativo y el mercado laboral. Esto genera profesionales formados en áreas con poca demanda y escasez de trabajadores en los sectores que actualmente necesitan las empresas, agravando aún más el problema demográfico.

Las empresas españolas también se quejan de la falta de personal y el aumento de las bajas laborales —especialmente entre los jóvenes—, lo que complica aún más su supervivencia. España, lamentablemente, encabeza las estadísticas en este aspecto, y es un problema que no se soluciona únicamente con inmigración. Por otro lado, las cifras de desempleo baten récords, lo que resulta incoherente si se plantea incrementar la inmigración sin antes garantizar empleo a los españoles o a los extranjeros que ya residen en el país.

Desde 2011, España ha perdido 1,6 millones de ciudadanos autóctonos debido a que las muertes superan a los nacimientos. Es evidente que esta tendencia nos lleva a la ruina. Sin embargo, con tanto paro y tantas ayudas (que muchas veces se convierten en simples regalos), seguimos sin incorporar a esa población al mercado laboral. Lo prioritario debería ser activar a esa fuerza de trabajo y, solo después, promover una inmigración controlada que ayude a cubrir las necesidades reales de las empresas.

Entre 2003 y 2024, la población joven en España (de 20 a 39 años) se ha reducido un 36,8 %, es decir, 4,57 millones de personas menos —una cifra comparable a las bajas de una guerra—, lo que resulta sumamente preocupante.

Sectores como el textil o el calzado ya notan esta caída demográfica en la reducción de sus ventas, ya que las personas mayores consumen mucho menos en estos ámbitos, fundamentales para la vida cotidiana.

El cambio demográfico en España

Otro reflejo del cambio demográfico es que solo en la ciudad de Madrid viven actualmente unas 440.000 personas solas, lo que además plantea el problema de la soledad y sus consecuencias sobre la salud. Hoy, el promedio es de 2,5 personas por hogar, cuando en 1970 era de 3,9. Esto implica que se necesitan millones de viviendas más que antes para albergar a la misma población total.

En 2024, la población inmigrante representaba el 23% del total en España. Sin embargo, de los 9,2 millones de inmigrantes, solo 4,9 millones trabajan realmente, lo que debería hacernos reflexionar sobre si estamos gestionando bien el mercado laboral. Desde 2015, el país ha recibido 3,3 millones de inmigrantes adicionales.

Debido a sus menores niveles educativos y de cualificación media, así como a sus mayores tasas de paro, la inmigración aporta menos al IRPF y a la Seguridad Social que los trabajadores españoles, especialmente si se compara per cápita.

Otro estudio reciente señala que los empleos en auge para 2025 serán: consultor de viajes de negocios, gestor de eventos, agente de viajes, controlador de documentación, ingeniero en inteligencia artificial, responsable de implementación, especialista en formación, ingeniero de seguridad, administrador de propiedades e ingeniero de planificación.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿se están preparando nuestros jóvenes para ocupar estos y los otros puestos más demandados?

  • Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela.
  • El precio es lo que pagas, el valor es lo que recibes.




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