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El cuidado de la cultura de una empresa, esencial para crecer

Por José CarrascoFundador de Fersay y Azelera Formación

No cabe duda de que una empresa será como su cultura dominante determine. Si no la tiene (por desgracia ocurre en muchas Pymes) estará muerta a medio plazo, aunque aguante un tiempo. 

La cultura es el conjunto de valores, principios, creencias o sobreentendidos (costumbres) que moldean el funcionamiento de la entidad. El relato histórico dominante hará que la cultura sea su hija. Por eso, toda empresa que se precie debe tener un relato, una historia contundente que sirva de base

Cada cultura tiene su propia caja de herramientas con las que construye su mundo y mantiene el equilibrio que le dará credibilidad. Las virtudes principales como la justicia, la prudencia, la templanza y la fortaleza son imprescindibles para una empresa positiva que aspire a cierta felicidad

Los cambios llevan tiempo

Los cambios de mentalidad son fruto de procesos largos y, a veces, contradictorios, con mezclas de racionalidad e irracionalidad, pero necesarios para avanzar. Sirva como ejemplo el cambio de eliminar los móviles de las aulas para los más jóvenes como un cambio necesario para corregir los desequilibrios producidos por la tecnología y su falta de control. 

La convicción de que el conocimiento es fruto del aprendizaje sitúa a la educación para el mundo laboral en el centro de interés en una sociedad moderna. Algo falla cuando nuestra productividad por hora equivale al 63 % de la de Alemania. También tenemos récord de bajas laborales y, además, vamos a reducir la jornada de trabajo. Esto empeorará todavía más nuestra productividad, quizás también por eso la inversión extranjera ha bajado bastante en el primer  semestre de 2023. 

Las empresas no pueden por sí solas, y menos las Pymes, ser islas en este mundo globalizado y tecnológico. Están influidas por la propia sociedad y sus normas, así como por su cultura general, que determinará la cultura aplicable a  cada una. 

Las empresas crecen poco

En España tenemos un serio problema de poco crecimiento de las empresas en tamaño. Si en 2008 había 1.754.374 empresas sin asalariados, en 2022 ese dato subió hasta 1.942.319 empresas. De 20 a 49 empleados en 2008 había  61.709 empresas y en 2022 baja hasta las 43.929. El 63 % del empleo en 2022 vino de empresas entre 0 y 249 empleados. Es a estas empresas a las que hay que apoyar para que crezcan y generen más empleo.

Por eso las políticas que se hacen para las grandes compañías no valen y perjudican a las Pymes, que son mayoría tanto por su número como por el empleo total generado. 

La media de edad actual de las empresas en España se sitúa en 12 años, que es muy poco. De esta forma no da tiempo a aumentar las empresas que pasen de pequeña a mediana y de mediana a grande, que es lo que realmente interesa.

Por todo esto necesitamos empresas con culturas más fuertes y orientadas al crecimiento a base de trabajar duro por dentro y apoyarlas desde fuera. 

Los factores externos, clave

Ya tenemos bastantes problemas con los factores externos, como por ejemplo los problemas del transporte marítimo por el Mar Rojo que pueden suponer aumentos del coste del transporte de hasta el 170 % si cambian la ruta los barcos y retrasos de hasta 3 semanas en el suministro. 

No tenemos un buen ejemplo las empresas en cuanto a la gestión económica de nuestro país cuando ya la deuda nacional es de 32.451 euros por habitante y creciendo. Esto significa problemas futuros para nuestros jóvenes. 

Tampoco es un buen ejemplo ver la dimisión de una rectora de universidad como la de Harvard, considerada la élite del conocimiento, por haber plagiado 47 trabajos, entre otras cosas.  

España, a la cola de Europa

En España tenemos una población activa del 58,6 % cuando en Europa es del 74,5 %. Muy lejos, por lo tanto, en actividad. Todos estos datos perjudican y dificultan el  funcionamiento de las empresas y sus correspondientes culturas y nos hablan de que estamos haciendo algo mal.

Somos el segundo país con la mayor tasa de abandono de hogar de la Unión Europea, que es otro dato preocupante para las empresas. Los empleados vienen de estudiar en los colegios y en las universidades y si el sistema educativo falla ya tenemos un problema en las empresas cuando se van incorporando estas personas a la plantilla. No podemos crear universidades internas y cambiar el chip por completo. Eso es imposible. 

Por eso cuesta tanto generar culturas sólidas en las empresas españolas y, a pesar de ello, son bastantes las que lo hacen bien incluso cuando los resultados no se ven hasta pasado mucho tiempo. 

Ojalá consigamos en las empresas españolas culturas que nos permitan competir, que contribuyan al bienestar general de la plantilla y que seamos un ejemplo para la sociedad. 

  • No camines hacia atrás porque lo que hay detrás ya lo conoces.
  • Hay que ser capaz de convertir un padre nuestro en una sinfonía.
  • Hay que encontrar el equilibrio justo entre el reto y nuestras capacidades. 
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