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Organización inteligente es aquella que aprende

Por José CarrascoFundador de Fersay y Azelera Formación

Dentro de las cuatro habilidades básicas para afrontar 2021 están la alerta máxima continua, los aprendizajes diversos, la innovación y la adaptabilidad. Una organización que aprende es sin duda una organización inteligente y con futuro.

Pero para convertirnos en una empresa que aprende, se debe disponer de una cultura de empresa que fomente el verdadero aprendizaje y lo convierta en conocimiento crítico. La primera pregunta sobre la que deberíamos reflexionar con todo nuestro equipo ahora mismo es: ¿Qué hemos aprendido realmente hasta hoy?

Seguro que de esa pregunta salen cosas muy interesantes que nos ayudarán, sin duda, a la mejora en nuestra organización en estos momentos tan complejos. Pero tengamos claro cómo se aprende realmente en las empresas:

A) Solo aprendemos lo que somos capaces de comprender.

B) Solo aprendemos, si realizamos unas reflexiones serenas.

C) Solo aprendemos, si compartimos los aprendizajes y conocimientos todos juntos.

D) Solo aprendemos a través de buenos análisis y haciendo buenos diagnósticos.

E) Solo aprendemos, si estamos alertas a todo lo que pasa en el mundo.

F) Solo aprendemos, si estamos alertas a lo que sucede dentro de nuestra empresa.

G) Solo con una gran capacidad de aprendizaje llegaremos a la innovación.

H) Solo si aprendemos y lo convertimos en conocimiento, pero colectivo, seremos adaptables a lo que ocurra en los mercados.

Adaptar toda la organización

Sabemos que nos tenemos que adaptar a este mundo cambiante, lleno de inestabilidad, bajas por cierres de negocios inevitables, modificaciones en los patrones de consumo de los clientes, fusiones, adquisiciones, alianzas entre empresas y algunos cambios bruscos e inesperados más en los mercados.

Pero para todo esto hay que disponer de una gran capacidad de aprendizaje que, a su vez, haga que tengamos una gran capacidad para tomar decisiones rápidas.

Hay que dotarse de una amplia y profunda perspectiva global de todo lo que se mueva en los mercados y supongan cambios que nos puedan llegar a afectar y así estar preparados para afrontarlos con las máximas garantías de éxito.

Si todo cambia, la forma de gestionar nuestras empresas también debe cambiar. El mercado es más complejo, más dinámico y más rápido ahora y eso nos obliga a todos a aprender a gran velocidad para cambiar en la dirección adecuada.

Hace años que varios expertos sacaron libros muy reveladores indicando lo que eran empresas que aprenden o empresas inteligentes y ahora hay que sacar este manual más que nunca, si queremos poder seguir compitiendo en nuestro mercado.

Para llegar a que el aprendizaje se convierta en conocimiento colectivo y, a su vez, lo convirtamos en conocimiento crítico, es decir, aquel que es importante para aplicarlo en nuestro negocio, hay que generar un clima de trabajo en equipo donde todos sin excepción puedan aportar su granito de arena y se sientan, además, importantes y motivados por contar con ellos.

Es especialmente importante contar con las personas de primera línea, aquellas que están en contacto directo con los clientes o analizando datos de los mismos para no dejarnos nada en el tintero a la hora de hacer un buen análisis de la situación.

Una organización inteligente debe apostar siempre por el aprendizaje y la formación.

Formación continua

La formación permanente del equipo humano de nuestra organización será, sin duda, una herramienta poderosa y una gran ayuda para aprender continuamente.

Sin conocimiento colectivo gracias al aprendizaje, no hay progreso posible en estos tiempos, sin llevarlo a la práctica tampoco, la ejecución de las ideas que surjan en nuestra empresa es tan importante como haber llegado hasta ahí.

No nos quedemos en la parálisis del análisis cuando ya hemos recorrido el camino más largo que supone el aprendizaje colectivo convertido en conocimiento útil para nuestra organización.

El aprendizaje viene de un deseo, un interés, una actitud de insatisfacción que nos reta a mejorar nuestras capacidades. Y de estas acciones obtendremos nuevas ideas que se puedan convertir en innovaciones que llevaremos a la práctica.

Mucha suerte, porque la van a necesitar, para aquellas organizaciones que no aprenden y muchos éxitos seguros para las empresas inteligentes.

  • No se puede aprender nada de los ignorantes. Evítalos.
  • Pensar sin aprender es tiempo perdido. Aprender sin pensar es muy peligroso.
  • En tiempos cambiantes, los que aprendan más se adueñarán del futuro.
  • El conocimiento es un motor parado. Lo que lo mueve es la acción.
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