En los últimos 35 años he visitado tres veces Cuba, la última en el último puente de mayo. Me apena decir que he encontrado a los cubanos más desesperados que nunca; el desabastecimiento de alimentos y bienes de primera necesidad, los cortes de corriente, las corruptelas en el servicio médico -del que siempre alardearon los barbudos-, la falta de transporte que lastra la educación…
Muchas calles prácticamente en ruinas en la propia Habana. Primera vez que me hablan de inseguridad y me ponen en alerta por ello; he visto discusiones entre pedigüeños por la pequeña mordida que arrebatar al turista. Hay tensión en las calles. Timadores acuciados por el hambre…
Apenas quedan entre sus habitantes ciudadanos que defiendan un sistema en franca descomposición. Solo algunos comisarios políticos. Todo quisque mataría por una visa casi para cualquier lugar del mundo. Ya se puede decir con todas las letras que Cuba es el Tercer Mundo.
Como no cuela hablarle de mis vacaciones en clave política en este post ferretero también les quiero contar que he hecho 1.400 kilómetros por las carreteras cubanas, plenas de baches -huecos que dicen ellos- que han dejado varios ponchazos en el 4X4. Así se dice en, para mí, el español de América que mejor suena. Lo que más nos ha sorprendido a los conductores europeos es que las carreteras -ni siquiera las principales nacionales- tienen señalización horizontal ni, apenas, vertical. No hay señales en las autovías ni carreteras pintadas.
Como contraste tenemos España en la que haciendo alarde de nuestro pasado barroco y de nuestra pasión por esquilmar el erario público, nos hemos convertido en el país más señalizado de Europa.
Siempre me costó entender para qué una señal que avisa de posibles desprendimientos. ¿Conducir mirando hacia arriba?
De ninguna manera defiendo el modelo cubano; líbreme Dios de defender un modelo en el que es prácticamente imposible conducir de noche; pero en el medio siempre está la virtud. Y tener señales casi para cualquier cosa y cada 100 metros es una exageración.
No me digan que no se ríen cuando se encuentran con la señal vial de “Peligro Desprendimientos” o ante el aviso de que pasan aviones por el cielo cerca de los aeropuertos. O de qué pretende la DGT que hagamos cuando nos avisan en las carreteras extremeñas de posible lince en la calzada. Eso sí cuando buscas combustible urgente es más que posible acabar haciendo una excursión hasta el pueblo más cercano. Por lo menos siempre hay gasolina.
Y sí se rieron mucho de nosotros por un corte de luz de unas pocas horas durante un día… Para los cubanos es la rutina habitual.
Aunque cuesta también se puede comer bien en Cuba. Finca Agroecológica El Paraíso. Y menudo entorno.