En C de Comunicación viajamos por España para conocer mejor nuestro sector y poder entender el punto de vista de todos los actores: marcas, cooperativas, organizaciones de compra, representantes, ferias y, desde luego, nuestros lectores, los ferreteros.
Todos ellos contribuyen a darnos la fotografía óptima del sector. Y estoy seguro de que lo que les trasladamos en nuestros medios de comunicación les sirve, también, a todos ellos.
Casi siempre somos bien recibidos, especialmente por los ferreteros que aprecian la labor que desarrollamos desde hace muchos años para apoyar al canal tradicional del que la mayoría vivimos. Cada vez somos más conscientes del compromiso de estas tiendas con la comunidad en la que se asientan.
Visitar comercios de ferretería nos permite conocer la diferente tipología de negocios
Avisé de nuestra visita el martes 5 de noviembre, dos días antes de la llegada. Me atendió LLuis, el encargado. Me avisó que él no estaría el jueves en la ferretería pero se lo diría a Ricard que nos atendería. Cuando llegamos al punto de venta nos recibió una cajera muy joven que resultó ser la hija del propietario. Mientras duró el buen rollo, un escaso minuto, incluso me dio tiempo a recordarle que estaba invitada a nuestra X Jornada de Jóvenes Ferreteros que celebramos esta semana en Madrid.
Acto seguido se puso en contacto con su padre que estaba en un despacho interno y nos dijo “que volviéramos mañana porque no nos podía recibir”. Le expliqué que al día siguiente estaríamos en Madrid por lo que no era posible y que bastaba con que nos saludara y/o permitiera hacer unas fotos para publicar en nuestros medios. O, en el peor de los casos, tampoco hacía falta que nos saludara; el reportaje fotográfico podíamos hacerlo por nuestra cuenta y luego confirmar algunos datos por mail. Todo nos fue negado y cuando, con la intención de resolver el desencuentro, le pedí que me pusiera en contacto con Ricard también me encontré con una negativa más. No me podía dar el teléfono.
Entiendo que son excelentes prescriptores porque lo de la amabilidad y la empatía les queda muy lejos.
Hemos estado haciendo seterismo (neologismo de senderismo + setas que voy a proponer a la RAE) por Soria y he descubierto un templo del buen comer. El Tilo de Vallecas.
En el mundo de las ferreterías, como en la vida, a veces las situaciones no se desarrollan como esperamos. Recuerdo un caso personal que me marcó profundamente: tras recorrer casi mil kilómetros para visitar a un cliente influyente y con quien tenía una buena relación profesional, me encontré con que no podía atenderme, a pesar de haber agendado la reunión con antelación. En ese momento, no entendí la situación y me sentí frustrado, pero acepté su decisión, me retiré y continué con mi trabajo.
Días después, ese cliente me llamó para disculparse y explicarme lo que ocurría: había recibido una noticia devastadora sobre la salud de su esposa esa misma mañana. Esa experiencia me enseñó una lección que siempre llevo conmigo: no siempre sabemos lo que pasa en la vida de las personas.
Gracias Leandro por participar. Repito que no es un cliente; es un lector. Y desde luego que pudo tener un mal día. Yo también. Un abrazo.
En mi opinión, el articulo es un “te vas a enterar por no atenderme” que no busca ofrecer la foto del sector que comentas en el primer párrafo. No creo necesario hacer “sangre” ni someter a “escarnio publico” el asunto. Creo que el titular es conscientemente sensacionalista y el detalle de las explicaciones sobre el desarrollo de los acontecimientos me reafirma que es una cuestión de egos y “una pataleta”. En mi opinión, con sustituir ese reportaje por el de otra ferretería (seguro que candidatos dispuestos y encantados en colaborar no te faltan) y a lo sumo, en ese nuevo articulo mencionar “que lamentablemente no se ha podido ofrecer el reportaje previsto inicialmente por la negativa del establecimiento” hubiera sido suficiente, hasta “el quien” me sobra… Gracias.
Gracias por participar, ser tan conciliador y dedicar tanto tiempo a comprenderme. Cuándo necesite un psicólogo que me ayude a reconducir mi ego me acordaré de llamarte.
Discrepo de Jordi. Si bien es lamentable lo que ha pasado con mi tocayo, como en todos los colectivos grandes, en el canal te encuentras personas de todo tipo y, a veces, un día malo lo tiene cualquiera. En el colectivo de comerciales tambien hay personjes cargantes que piensan que atenderles a ellos es prioridad, quizás acostumbrados a llevar grandes marcas y a “colocar” pedidos, Como hijo de representante he estado en los dos lados del mostrador y no creo que haya cambiado nada desde antaño. Los Puigoriol son buenos ejemplos de continuidad de una gran saga de Ferreteros, que siguen dando servicio y ejemplo de trabajo continuado en el Sector. La paciencia es un don del comercial, y es verdad que no todos los ferreteros, ni de comerciales, son siempre buenos vendedores. Persevera pues.
Gracias por aportar en el post. Y es verdad que un mal día lo tiene cualquiera.
La alabanza pública, la crítica en privado.
Aunque no estoy de acuerdo y no te identificas debidamente, también merece la pena ser publicado Félix
Exactamente. No hay que hacer y no son necesarios esos comentarios en publico. Es poco elegante.
Totalmente de acuerdo con lo expuesto por Jordi.
Gracias por participar
Javier, por desgracia para nuestro sector, esto es un ejemplo de lo que encontramos muchos de los comerciales que visitamos ferreterías. Un total desprecio al trabajo de los demás y la consideración que solo el tiempo del ferretero tiene valor. Hoy no puedo atender es una frase muy común, aunque hayas concertado cita y recorrido doscientos kilómetros. Eso sí, el día que este ferretero tiene un problema, has de dejar todo lo que estés haciendo y correr a solucionarlo.
Gracias a Dios no todos son así. Algunos si valoran tu trabajo y tu dedicación. Aunque desde la pandemia cada vez son menos. La crispación ha sustituido a la empatía. O sea, que paciencia. A veces más que un santo para no perder las formas y la educación. Un saludo y a seguir bregando…
Gracias Jordi por participar y por poner un poco de luz en el asunto. Debió pensar que queríamos venderle algo.
Soy ferretero desde hace unos veinte años y soy, como dice Jordi, de los que estamos en la otra cara de la moneda, es decir, siempre he intentado y creo que lo he conseguido, de atender bien a los comerciales que vienen a nuestras tiendas, a veces con más o menos tiempo pero con empatía, de la misma manera que cuando voy a visitar un cliente espero lo mismo de él.
Sinceramente creo que es una cuestión de educación y saber estar y quién sabe a lo mejor encuentras una oportunidad de negocio.
Gracias Ramón por participar. Como parece que el tema se desvía puntualizo que no queríamos vender nada. Sólo conocer mejor la tienda y que la conocieran nuestros lectores. No había transacción económica de por medio.