La crisis bursátil inmobiliaria que barrió la economía española de 2010 al 2013 nos dejó claro que los límites del capitalismo los ponen los capitalistas. Y no quiero dejar de recordarles que, aunque se puedan permitir una chuleta, un vino de 50 pavos y un gin tonic lleno de botánicos los fines de semana, casi nadie de los que me lee lo es. En un twitt reciente alguien dejaba claro que un rico es el que invita a 15 miembros de su familia en Navidad y los sienta en sillas iguales.
Rescatamos bancos con dinero público que sólo habían reducido sus beneficios
Durante los meses más gélidos de aquella glaciación económica nos enteramos de lo que habían dejado de ganar los bancos que habíamos rescatado con el dinero público. Y digo bien dejado de ganar; porque sacamos del fango con el dinero de todos a entidades bancarias que no habían perdido dinero, si no que sólo habían reducido sus beneficios. Todavía más cara de tontos se nos quedaba cuando nos enterábamos de los sueldos que percibían los directivos de sus consejos de administración.
Esta semana el Grupo Roca va a presentar un ERE que va a afectar al 25% de la plantilla en Gavá porque sus beneficios se han reducido un 76% y han pasado de los 179 millones de Euros del 2021 a los 42 millones de Euros de 2022. Mi solidaridad con todos sus trabajadores.
Nuestro financiero Joaquín Candela insistirá que la confianza de la economía la transmiten los bancos y que esa es una línea roja que no se puede traspasar. También me dirá que las medidas de Roca servirán para proteger al resto de los trabajadores de la compañía; en unos días, nos enteraremos de lo que cobra su CEO. Como he empezado con Rosendo el carabanchelero vuelvo a acabar con él: “No me pisen los cartones”.
Una doble recomendación para celebrar las lluvias; el Mesón Sabor Andaluz en Alcalá del Valle y un libro que me ha alegrado el verano: Lionel Asbo de Martin Amis.
