Nos gusta medirlo todo. Ventas, márgenes, rotaciones, estacionalidades, tendencias de mercado. Nos pasamos la vida leyendo números que, en teoría, nos dicen cómo está el sector. Pero a veces lo más importante no está en los datos.
Porque las estadísticas no te cuentan lo que siente un suministro cuando un cliente de toda la vida le da las gracias por ayudarle. Ni el peso que supone asumir el relevo de una empresa familiar. Ni el vértigo de abrir un nuevo punto de venta o cambiar de software por miedo a quedarte atrás. Tampoco hablan del desgaste, del orgullo, del miedo ni de la determinación que hay detrás de cada mostrador.
Este sector es profundamente humano, pero se enfrenta cada vez más a retos técnicos. Y para eso hace falta algo más que métricas. Hace falta hablar. Escucharnos. Compartir lo que funciona, lo que no, lo que nos gustaría cambiar. Y también lo que nos cuesta reconocer.
Así nació el Summind. Como un espacio de conversación entre quienes vivimos esto por dentro.
Por eso, si todavía no tienes tu entrada para el Congreso Summind 2025, aprovecha, porque quedan sólo 4 días para conseguirla a precio reducido.
Este no es un evento para espectadores. Es para los que se arremangan y quieren entender hacia dónde vamos, con quién vamos… y qué queremos dejar atrás.
Porque hay muchas cosas que no se ven en las estadísticas. Pero en el Summind sí.
Hoy recomiendo “Aliadas. Las niñas de Shatila que desafían las reglas del juego”, de Txell Feixas y de la editorial Capitán Swing. Una historia que transcurre en el campo de refugiados palestinos de Shatila, en el Líbano, y donde un pintor de fachadas formó un equipo de baloncesto femenino para apartar a las niñas de un destino dramático que suele empezar con el matrimonio infantil.