A Luis Landero le acaban de otorgar el Premio Nacional de las Letras. De todas sus novelas me quedo con ‘Juegos de la Edad Tardía’ y uno de sus personajes más hilarantes: Antón Requejo, entronizado presidente de la cofradía de los coronados.
La corona que ostentan estos reyes y reinas del desengaño alude a la legión de almas que son estafados emocionalmente por sus parejas. A aquellos a quienes les ponen los cuernos con saña. Dentro de la cofradía los hay doble y triplemente coronados.
Y aquí es cuando tropiezo y me caigo en el hoyo de la ferretería. Y si nos pusiéramos a hablar de los infieles del canal tradicional, de la promiscuidad sin techo que alberga nuestro sector…
Han pasado décadas desde que los socios decidieron que su cooperativa solo era un proveedor más. El que más y el que menos, realiza sus compras en el predio más interesante, dependiendo del producto objeto de la transacción.
Se llame Cofán, aunque estés rotulado de Ehlis, o pertenezcas a Cecofersa y le tires los tejos a Unifersa. No hay grupo que se libre de socios afines a esta melé conyugal. Comafe, Coferdroza, NCC, Las Rías, etc…
Los ferreteros sólo son fieles a sí mismos.
¿Y si, precisamente, fuera este desarrollo del amor libre en materia comercial la clave de la resiliencia de nuestro sector?
Javier Barrio
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