El paisaje ferretero se va conformando poco a poco. De la histórica foto de las cooperativas de la extinta NCC firmando un acuerdo de intenciones, solo quedaba pendiente la decisión final de Coinfer. Y la cooperativa valenciana dijo no al proyecto de Neopro. Al menos de momento, y siempre abiertos a escuchar ofertas, en esa terminología tan propia de los veranos balompédicos.
El caso es que a Neopro, la entidad formada por Comafe y Qfplus, ya se sumó de forma oficial Ymás en el pasado verano, se desmarcó Synergas y, meses después, Las Rías firmó un acuerdo de intenciones que, a estas alturas, ya parece casi hecho. Con la decisión de Coinfer, el puzzle de 1.000 piezas está, por el momento, completado.
De estos movimientos surge la duda razonable de cómo le irá a Coinfer en solitario. A la cooperativa valenciana le toca empezar de cero, ya sin en el paraguas de NCC (disuelta esta primavera) y con unos asideros más endebles (ha ido menguando poco a poco su facturación) que otras cooperativas, como Coferdroza, ajena siempre a las uniones ferreteras pero con una estructura y un músculo que le permiten competir por libre con mayores garantías.
Coinfer, un camino arriesgado
Con Neopro tomando forma ya con cuatro cooperativas bajo su techo, y con otras como Synergas tomando un rumbo más vinculado a su naturaleza industrial, el camino de Coinfer parece arriesgado.
Quizás por eso desde la cooperativa valenciana niegan el proyecto conjunto con la boca pequeña, con la esperanza de que el niño crezca, madure, y retomar de nuevo las conversaciones.
La foto del sector ferretero, en todo caso, parece cada vez más clara. Solo falta saber cómo fructificará la relación entre las cooperativas que ya se mueven en Neopro y si mantendrán la buena sintonía que han mostrado en los últimos tiempos, después de unas primeras tomas de contacto convulsas.