Las grandes superficies de bricolaje son conscientes de que pueden pescar en río revuelto. Y se están moviendo de forma hiperactiva. Mientras continúa el goteo de cierres en las ferreterías de barrio y las cooperativas trabajan por unirse y fortalecerse, el bricolaje agita el avispero en forma de aperturas, nombramientos y proyectos ambiciosos. Una declaración de guerra a la proximidad para intentar conquistar cada vez más territorio.
Un ejemplo reciente: después de 6 años sin apertura conocida en España, Bauhaus abrirá de forma inminente otro establecimiento en Leganés (Madrid). Y ha realizado diferentes movimientos a nivel de jefaturas de tienda -con algún ex grupo Adeo, como el caso de Moisés López-, para impulsarlas.
Otra enseña que había olvidado las aperturas en España, Brico Depôt, anunció en diciembre que para 2025 abrirá un nuevo establecimiento en Viladecans (Barcelona) de 8.000 m2 después de ocho años sin nuevos centros en nuestro país.
Hay más. Leroy Merlin sigue centrado en engrosar su marketplace, que tiene poco más de un año de vida, con marcas vendedoras potentes. Hace unas semanas lanzó varias ofertas de empleo, a nivel de ‘managers’, para lograr comerse el pastel online. Y mientras tanto, prepara otra apertura en Calpe más las ya conocidas de Valencia u Oviedo, por señalar algunas recientes.
También Obramat, aunque con un perfil algo diferente al resto de enseñas de bricolaje, sigue anunciando a bombo y platillo las aperturas que están por venir, como la de Pamplona o el desembarco en Portugal, y celebra su intenso ritmo de inauguraciones en Cataluña.
Desde hace algún tiempo no paramos de hablar de lo que hacen las enseñas del bricolaje. Porque se están moviendo, y mucho. Han pasado al ataque conscientes de que hay margen para ganar cuota en el sector.
