…porque siempre puede caer algo. Me viene esta reflexión a raíz de las ideas que compartieron los candidatos a Mejor Joven Ferretero 2023 durante el breve pero enriquecedor debate en el cierre de jornada. Todos ellos están trabajando en proyectos, de mayor o menor calado, pero se están moviendo. Y además saben explicarlos muy bien, lo que indica que tienen claro el camino.
Las direcciones para avanzar no son únicas, ni muchas veces las más ortodoxas. Algunos están pensando en cambiarse de instalaciones o abrir unas nuevas, otros apuestan por la formación propia y de empleados, y otros -como es el caso de Iván Ruiz, de Ferretería Ibermadrid-, se inclinan por incorporar productos como los juegos de mesa.
Ya saben: se hace camino al andar…
Esto no siempre resulta fácil, puesto que al lógico vértigo de emprender cambios estratégicos en la empresa hay que sumarle la resistencia que, en algunos casos, encuentran desde arriba -de las generaciones familiares anteriores, por lo general- para renovarse. Pero están decididos a llevarlos a cabo, lo que dice mucho de su actitud y de su tesón.
Nada mejor que ilustrarlo con una frase: “Yo podría haberme acomodado, sí, pero decidimos luchar día a día”. La pronunció uno de los que, minutos antes, había estado sentado junto a otros jóvenes ferreteros exponiendo sus ideas, ambiciones y planes de futuro. Amén.
Sirva este impulso como ejemplo para todos los ferreteros, incluso para aquellos que siguen con una mentalidad personalista del negocio y no ven que los cambios, aunque parezcan anecdóticos, ayudan. Incluso muchas veces no son necesarias partidas presupuestarias muy elevadas para acometer cambios en los establecimientos. Solo visión y actitud.
Por eso es vital que los ferreteros se dejen asesorar. Y esto, a muchos, todavía les cuesta. No lo digo yo, sino algunos miembros de cooperativas que cuentan con cadenas de ferreterías y que aún ven cómo los ferreteros, sobre todo los de la vieja escuela, se resisten no ya a sacudir el árbol, sino sencillamente a mover una rama.