La Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) ha realizado un informe en el que advierte del “desajuste” que se está produciendo “entre las ambiciones mundiales para luchar contra el clima, y la disponibilidad de minerales críticos”, entre ellos el cobre, el hierro o el acero, “para llevar a cabo dichas ambiciones”.
Los minerales son componentes esenciales en muchas de las tecnologías de energía limpia de rápido crecimiento en la actualidad, desde turbinas eólicas y redes eléctricas hasta vehículos eléctricos. “La demanda de estos minerales crecerá rápidamente a medida que se aceleren las transiciones de energía limpia“, avisan desde la IEA.
A modo de ejemplo, este organismo internacional expone que “un automóvil eléctrico típico requiere seis veces más recursos minerales que un automóvil convencional”, y que “una planta eólica terrestre necesita nueve veces más recursos minerales que una planta de gas“.
El cambio climático y el incremento de la demanda
Según la IEA, el cambio a un sistema de energía limpia “está destinado a impulsar una enorme demanda de estos minerales”. De hecho, en el informe pone de manifiesto que, “a medida que las transiciones energéticas se aceleran”, las tecnologías de energía limpia se están convirtiendo en uno de los segmentos de demanda de minerales de más rápido crecimiento.
De hecho, y tal y como aparece reflejado en el documento de la IEA, las energías limpias han incrementado “significativamente” su participación en la demanda total de minerales, y lo previsto es que durante las dos próximas décadas dicha participación se incremente a más del 40 % para elementos como el cobre, o al 60-70 % para el níquel y el cobalto.
Los gobiernos, en el punto de mira
También subraya la IEA que el esfuerzo global de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, para hacer frente al cambio climático, “significaría cuadriplicar los requisitos minerales para las tecnologías de energía limpia en 2040“. “Llegar a las ‘cero emisiones’ a nivel mundial en 2050 -sigue adviertiendo la Agencia Internacional de la Energía- requeriría seis veces más recursos minerales en 2040 que en la actualidad”.
Así las cosas, la IEA pone en el punto de mira a los gobiernos. Por un lado, señala su “papel clave” para reducir la incertidumbre y “enviar señales fuertes y consistentes sobre sus ambiciones climáticas”.
Por otro, avisa de que esos esfuerzos “también deben ir acompañados de una serie de medidas para frenar el rápido crecimiento de los requisitos de suministro primario“, como promover la innovación tecnológica para la eficiencia o sustitución de materiales, aumentar el reciclaje, o extender la vida últil de los activos existentes a través de un mejor mantenimiento”.