Ayer, 3 de junio, falleció Olegario Suárez, fundador de la ferretería Garihogar, de Colloto (Asturias). Olegario -Gari para sus muchos amigos- tenía 70 años y atesoraba una larga trayectoria en la que se fundían una maravillosa personalidad y una profesionalidad soportada por una enorme tenacidad y un gran amor por la ferretería.
Se va uno de los grandes
Ganador del Premio Txema Elorza a los valores humanos y profesionales en el sector de ferretería y bricolaje, en 2015, Olegario empezó a trabajar a los 12 años y se jubiló con 65, dejando la ferretería en manos de sus hijos Patricia y Alejandro.
A lo largo de su trayectoria dejó un poso de gran profesional y, sobre todo, de buenísima persona. En una entrevista que apareció en Cuadernos de Ferretería y Bricolaje, con motivo de su candidatura al premio Txema Elorza, decía con total convencimiento: “Ayudar a los demás te da mucha mayor satisfacción que cuando la ayuda la pides tú y te la dan”. Esa era su filosofía, que practicó en los diferentes cargos que ocupó, entre ellos la presidencia de la cooperativa asturiana de ferreteros, COFEDAS (2003-2007).
Era un ferretero de raza, siempre preocupado por dar la mejor solución y el mejor servicio a los clientes y siempre dispuesto a echar una mano a sus colegas o al sector en general, participando en los diferentes foros con ánimo constructivo y pensando en el buen común.
Comprometido con su tierra, fue presidente de la comisión de festejos de Colloto y uno de los grandes promotores de la sociedad deportiva de la localidad asturiana.
Cientos de amigos
Gari era una persona entrañable, afectuosa, generosa y solidaria, que se hacía querer. Deja cientos de amigos entre proveedores, colegas ferreteros y clientes. Por citar algunos: Tito y Justino Barbosa, Ricardo López, Rafa Muratori, Pedro Bernardo, Bienvenido Calvo, Darío Alonso, Fernando Leonardo, Fernando Bautista, Fran Riera, Gerardo Callejo, Carolo Quecedo, José Manuel Urquía, y todo el equipo de Cuadernos de ferretería y bricolaje, entre otros muchos.
A todos ellos y a su familia, su mujer, Pilar -su compañera durante más de 50 años-; sus hijos, Alejandro y Patricia; y sus nietos les transmitimos nuestro más emotivo pésame. Nosotros también le echaremos de menos. Descanse en paz.