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Los centros de jardinería, al límite: las plantas se estropean y las pérdidas son millonarias

Por Marta JiménezDirectora general de C de Comunicación

Uno de los sectores más afectados por la crisis sanitaria provocada por el coronavirus es el de los centros de jardinería. Al parón comercial obligado por el estado de alarma se une la pérdida de plantas y flores, un producto perecedero que, al no poder ser vendido, acabará en su mayor parte en la basura.

Javier Gil-Vernet, gerente de Jardinarium (central de compras integrada por 37 asociados), explica que este canal está “sufriendo muchísimo con esta situación”. A pesar de que el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, establecía que los establecimientos que vendían alimento para animales de compañía podían continuar funcionando (algunos centros de jardínería disponen de este tipo de artículos), lo cierto es que, en la práctica, no están autorizados a abrir más que para dispensar dichos productos. Así se lo confirmó la Secretaría de Estado de Comercio. Y, en cualquier caso, el alimento para mascotas representa una pequeñísima parte del negocio.

Mientras tanto, flores y plantas se estropean. La flor cortada, a pesar de estar conservada en cámaras, ya se ha perdido. Y las plantas con flores y de temporada no van a aguantar mucho más. “Cuanto más pequeña sea la maceta con planta en flor, más rápido se estropea”, indica Javier. Y, en cualquier caso, las mayores tampoco sobrevevivirán un mes. “Nadie quiere plantas sin flores o mustias”. 

El canal de los centros de jardinería concentra más del 50 % de su facturación anual durante la llamada ‘primavera climatológica’, un periodo que se extiende desde primeros de marzo hasta mediados/finales de junio. Y las tiendas ya estaban preparadas para la llegada de su temporada fuerte, la que les permite continuar con el negocio durante todo el año. Con los puntos de venta a rebosar de plantas y flores, las pérdidas son millonarias.

Javier Gil-Vernet calcula que, entre el 14 y el 23 de marzo, los asociados de Jardinarium han dejado de facturar más de 5 millones de euros, lo que supone el 30 % de las ventas anuales. “Y las mermas esperadas para las próximas semanas se sitúan por encima del millón de euros”.

Pero esto no es todo. A lo que se deja de vender se une el tener que tirar esas flores y plantas. Por tanto, no las van a poder vender cuando pase la crisis sanitaria. Ante esta situación, “¿cómo vamos a hacer frente a las obligaciones con los proveedores?”, se pregunta Javier. “El perjuicio para toda la cadena es brutal”.

Los centros de jardinería se encuentran entre dos mundos: el agrario y el comercial. Con lo peor de ambos. “Los comercializadores, como es nuestro caso, somos el elemento más débil de la cadena” en el mundo agrícola. Por ello, Javier espera que no se produzcan ‘guerras’ entre ministerios cuando se establezca un plan de rescate, algo que los ministros de Agricultura de la Unión Europea parece que están elaborando.

Si ese plan de rescate no llega al estamento de la comercialización, “se seguirá produciendo, pero no habrá quien venda, porque no estaremos”.

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