Inicio / Noticias / Sectoriales / Adiós a Ramón Trashorras, cofundador de Las Rías

Adiós a Ramón Trashorras, cofundador de Las Rías

Hace tan solo unas semanas nos dejaba Ramón Trashorras, un ferretero de vocación, cofundador de la cooperativa Las Rías y padre de Javier Trashorras, conocido representante comercial. Con más de 40 años dedicado al sector de ferretería, Ramón comenzó su actividad en Venezuela, país al que emigró en 1954 y donde compró una ferretería que sus anteriores propietarios vendían por jubilación.

“Descubrió con el paso del tiempo lo que realmente era un ferretero de los años 60”, explica su hijo Javier. “Ser ferretero en aquellos años era como lo que es ahora Internet. Cuando alguien quería cambiar un grijo, no lo consultaba en el ordenador, se lo preguntaba al ferretero; si quería cambiar una cerradura, lo mismo; si tenía una duda para colocar un enchufe, el ‘google-ferretero’, era su ferretero del barrio”.

En 1971 Ramón regresó a España y montó Ferretería Candelaria en La Coruña. 

Repasando la historia de su padre, Javier Trashorras explica cómo ha cambiado el sector de ferretería:

“Mi padre fue cofundador de la Las Rías en cooperativa ferretera, porque había nacido como cooperativa de electrodomésticos. Por cierto idea que surgió de un representante que se llamaba José Vasco Vázquez y auspiciada por el grupo Mondragón.

En aquellos años, una llamada telefónica de La Coruña a Barcelona se hacía a través de centralita y, por supuesto, los pedidos se pasaban por correo postal ordinario. Los fabricantes los enviaban por Renfe (puerta a puerta) y un plazo de 15 días era como hoy 24 horas y todo parece que funcionaba.

En esa época, curiosamente, había una especie de control de mercado, que impedía que algunos ferreteros-detallistas e incluso alguna cooperativa pudieran comprar a alguna fábrica. Hoy lo llamaríamos un mercado estructurado. En fin, lo del mercado libre era todavía algo por mejorar. Curiosamente se ve que no había tribunal de la competencia, porque los fabricantes de cerrajería tenían la misma tarifa y el mismo escalado de descuentos, de forma que, si un cliente se clasificaba con una, ya tenía la condición en todas las demás.

Recuerdo que la ferretería de mi padre tuvo el primer escaparate de Galicia con herramienta eléctrica, de la marca Black&Decker, ya que en Venezuela era un producto normal, pero en España un taladro que hoy se consideraría de bricolaje su compra podía suponer un 30%-40% del salario de un empleado de comercio.

Por no decir cuando por fin después de años, recibíamos la visita de algún representante consagrado, que nos concedía el privilegio de poder comprar a alguna firma de renombre. Cuánto ha cambiado todo.

En fin, a él le debo el conocimiento que tengo de este oficio, el cariño al sector, las ganas de aportar algo más a este negocio y, después de más de 40 años dedicado a este negocio, en su jubilación no pude hacerle el homenaje profesional que se merecía, por lo que me gustaría que estas líneas sirvan de homenaje póstumo a un ferretero de vocación y buen padre.”

Notificar nuevos comentarios
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

Más noticias sobre...

Scroll al inicio