La preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad es uno de los aspectos que generan más interés a los clientes dentro del mundo del jardín, tal y como se señaló durante la II Mesa Redonda de Jardín, aunque existe una barrera importante: el precio.
“Existe una preocupación por el medio ambiente y el cliente viene y pregunta. Pero, a la hora de pasar por caja, tienes que justificar muy bien la diferencia de precio entre el producto ecológico y el tradicional”, asegura María Cadafalch (Bauhaus). “Creo que el PVP de la gama ecológica actualmente frena bastante la venta, al menos, en nuestros centros. Cada vez más los fabricantes sacan productos ecológicos, ese es el futuro, pero todavía le cuesta un poco”.
La explicación a esta diferencia de precio se encuentra en que los productos ecológicos son más caros de producir, como indica Xavier Merino (Compo): “Por ejemplo, un abono químico aprovecha unas productividades y, además, el volumen de un abono orgánico incluso en agricultura no es tan grande”. Otro tema importante en relación con lo sostenible es su eficacia. “La efectividad de muchos productos ecológicos requiere de un tratamiento distinto. Los productos ecológicos son eficientea, pero tardan más o necesitan un manejo distinto. La sostenibilidad es importante y va a ir a más, pero requiere educación. El producto ecológico va funcionando, pero está circunscrito a un determinado target de público. La gente más joven es más fácil que cambie de opciones y tienen más educación en productos ecológicos. Lo sostenible no solo se refiere a ecológico y, al final, la gente busca un producto eficiente, que primero funcione y, después, que sea ecológico”, señala Xavier Merino.
En este sentido, Raúl Montoro (SBM) explica que “hay que separar los fertilizantes de los fitosanitarios. A nivel de abonos es mucho más sencillo, con una reglamentación manejable, y hay una tendencia a lo ecológico. Pero en fitosanitarios la situación es muy compleja. Por ejemplo, antes los denominados fitofortificantes no necesitaban presentar ningún dosier de eficacia ni estudios de peligrosidad. En cambio, los fitosanitarios sí que tienen que presentar un gran dosier y, además, unos umbrales de eficacia que, si no llegas, no te autorizan el producto. Aquello afortunadamente cambió y ahora al producto ecológico se le está pidiendo esa documentación. En los fitosanitarios, más que una cuestión de que lo pida el usuario -que sí lo pide-, estamos tan reglamentados, que tenemos más presión por parte regulatoria que por parte de los mercados. Intentamos poco a poco dar soluciones, pero nos topamos con la falta de eficacia regulatoria de las autoridades, porque tardan mucho en dar nuevos registros”.
Para Alfonso Sánchez (Planeta Huerto), “nuestro cliente es muy sensible a estos temas. Tiene que haber una pedagogía hacia el uso preventivo, más que curativo, porque el ecológico funciona, sobre todo, con el uso preventivo. Cuando tienes que resolver un problema grave, al producto ecológico le cuesta funcionar. La agricultura profesional ecológica va por ahí, por usos preventivos. En el tema del huerto urbano, tiene todo el sentido del mundo el uso de un producto de muy baja toxicidad”.
Para lograr que se comprendan las especifidades de los productos ecológicos, José Navarro (Flower) asegura que “los fabricantes tenemos que comunicar muy bien y crear una cultura de prevención. Las familias bio son las que más están creciendo ahora mismo y donde estamos empleando más esfuerzos en formaciones y talleres. Es el futuro a corto plazo”.
David Andrés (Verdecora), por su parte, entiende que “el usuario tiene poco problema con el precio, si quiere un producto eco. Un amante del huerto en casa no puede concebir ponerle un producto que no sea ecológico”.
En el caso de la ferretería, Rosa Santos (Coinfer) afirma que “la familia que más crece es la ecológica, pero existe mucha desconfianza en la efectividad del producto”.
El reportaje completo de la mesa redonda se publicará en el número 49 de Cuadernos de Ferretería y Bricolaje.
