El termómetro no es lo único que aprieta en la comarca de Pinares, entre las provincias de Soria y Burgos, cuando llega enero. También aprietan la escasez de habitantes y la progresiva despoblación de las zonas rurales.
“Estamos dentro de la España vaciada, y la situación de las ferreterías aquí cada vez es más difícil”, expone Rubén Marcos, socio y propietario de Bricopinares.
Su empresa, fundada en 2007 junto con su socio Francisco de Pedro, lleva más de 14 años abasteciendo a vecinos, profesionales e instituciones de los pueblos que componen la comarca pinariega con productos de ferretería, protección laboral y bazar.
“Hay que pelear bastante, estar innovando constantemente y trabajar muy bien todas las campañas del año”, reconoce Rubén a C de Comunicación.
Pelear, sobre todo, de enero a marzo, meses en los que “cuesta mucho mantener las tiendas porque el consumo baja bastante en este periodo y hay que seguir asumiendo los gastos fijos…”, añade.
Modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos
A finales de diciembre de 2022, Bricopinares recibió el Premio de Comercio Tradicional de la Comunidad de Castilla y León, dentro de la provincia de Burgos, “por su labor por promocionarse, modernizarse y alcanzar cotas más altas de competitividad”.
También recibieron en 2008 el Premio Joven Iniciativa Empresarial en Castilla y León, además de otros reconocimientos por su formación al personal, accesibilidad, y las iniciativas de promoción y fidelización de clientes.
Desde los tres establecimientos que Bricopinares tiene en la comarca -en las localidades de Quintanar de la Sierra y Salas de los Infantes, en Burgos, y en la localidad de San Leonardo de Yagüe, en Soria-, Rubén es testigo de cómo los pequeños núcleos rurales van deshabitándose con el paso del tiempo.
Con la huida del invierno, toca fiarlo todo a los meses de verano, especialmente agosto, cuando más afluencia de gente hay por las vacaciones y por las fiestas populares de los pueblos de alrededor. Cuando “más faena” tienen los diez empleados -seis de ellos, mujeres- que componen Bricopinares.
Pero la despoblación no solo afecta a las ventas. También, reconoce Rubén, a la falta de personal. Difícil encontrar ferreteros donde apenas quedan personas. “Es muy complicado, porque hay que formar al personal y muchos de ellos luego se van; tienes que saber un poco de todo y no puedes especializarte en nada”, explica.
Apuesta por la ferretería física y tradicional
En cualquier caso, el propietario de Bricopinares reconoce que los dos últimos años -2020 y 2021- “fueron buenos”. Y que este 2022 “no ha sido malo, pero hemos bajado el margen considerablemente por la inflación; hemos tenido que apretarnos el cinturón”.
Con todo, admite que los clientes, la mayoría habituales desde hace 14 años, “están muy agradecidos”. Rubén defiende los valores de “las ferreterías físicas y tradicionales” mientras mira de reojo la venta online aunque aún no se haya adentrado.
También explica que, este año, una persona externa va a profesionalizar las redes sociales de Bricopinares, especialmente Instagram, de la que hasta ahora se ocupaba el propio Rubén para promocionar los productos de la compañía. “Somos dos socios -y amigos- que hacemos todo y de todo”, asegura.
Sabe que las tres tiendas de Bricopinares, que abarcan un radio de 25 kilómetros, se han convertido en una pieza clave para los pinariegos. Sin más trucos que conocer al cliente, atraer tráfico con promociones atractivas y tratar de modernizar la ferretería en una zona rural que va menguando con el paso de los años.
Por eso Rubén lanza una advertencia final: “Con el tiempo, si no se subvenciona por la administración, va a ser complicado que sobrevivamos”.