La cantidad de referencias con las que cuenta una ferretería es algo inimaginable para alguien que no conozca este tipo de negocio. Pero a las miles de referencias con las que trabajamos a diario, debemos añadir una serie de elementos que denominamos los “por si acaso”.
Esta definición engloba aquellos elementos que guardamos y que únicamente nos sirven para “por si acaso” en algún momento los podemos necesitar. La lista de estos “por si acaso” es interminable.
Los más comunes son alguna pieza de una olla a presión de un cliente que no ha venido a recogerla, la muestra de color que dejó otro cliente por si conseguíamos el mismo color, una nota con las medidas para hacer un presupuesto que pendiente desde hace un año, una bombilla fundida para reclamar su abono al proveedor, un post-it con un teléfono anotado que no sabemos ni de quién es, la propuesta de un pedido que tenemos que completar, la copia de una llave que no le funcionaba al cliente, unas gafas que se dejó otro, tornillos y pequeñas piezas que se van acumulando…
Todo esto forma parte de una colonia de productos inútiles que ofrecen una mala imagen a los clientes y que, además, ocupan espacio de venta. Pero “por si acaso” los guardamos.
La gota que colma el vaso son la cantidad de tarifas y catálogos que inocentemente entregan los comerciales de los proveedores en sus visitas, con la intención de que este ferretero se las lea, pero cada vez que lo va a visitar puede observar que siguen ahí si servir para nada.
Uno de los grandes problemas de algunas ferreterías
Para algunas ferreterías, estos productos de “por si acaso” son uno de sus mayores problemas, ya que proyectan una imagen de desorden que el cliente percibe en una serie de lugares estratégicos como el mostrador, la caja de cobro, las estanterías de producto…
Otro de los “por si acaso” más comunes son las tarjetas de los comerciales que nos visitan. Se apilan o entremezclan con el resto de los “por si acaso”. Y otro elemento común que se añade a esta lista es la cantidad de polvo que sirve de atrezzo a todos estos elementos que se van atesorando y que se hacen fuertes en todos estos espacios.
Alrededor del 62 % de las ferreterías de nuestro país dispone de este “por si acaso” en la sala de venta, que además son muy visibles. Y cerca del 81% cuenta con un “por si acaso” tanto en la sala de venta como en el almacén, y este problema también lo podemos hacer extensible a las oficinas que cuentan con una cantidad de catálogos, tarifas, impresos que no se utilizan ni se utilizarán, o la documentación contable que se guarda más tiempo del requerido por la administración de hacienda, y se sigue guardando y ocupando espacio que no es necesario.
Esta mala costumbre es muy común en nuestras ferreterías. Si la valoramos debidamente, la sensación que percibimos cuando un ferretero nos toma nota en un trozo de papel, que lo deja junto a esa montaña de cosas y entre otros papeles, es la de desconfianza de si nos contestará a la duda o problema que le hemos planteado.
En estos casos, el cliente sale de la ferretería recordando al ferretero que no se olvide de la nota y que nos conteste. Eso es porque la imagen del cliente no es buena y quiere asegurarse de que su necesidad se gestionará correctamente, cuando no debería existir esta desconfianza porque el cliente es lo primero y más importante en la ferretería.
La buena noticia es que es un problema que tiene solución: ante todo, hay que reconocer este tipo de conducta de guardar todo lo que no sirve para nada como un problema y una realidad. Para poder solucionarlo hay que coger todos estos montones de cosas que no hemos mirado durante meses o años y tirarlos todos sin mirar ni separar nada.
Si no nos han servido de nada hasta ahora ni nos los han reclamado, debemos realizar una limpieza profunda de los mismos y reemplazarlos por productos para vender. Así de fácil.
¿Por qué guardamos las cosas?
Cada vez que tengamos que guardar algo, debemos valorar el motivo por el que lo hacemos y si no existe ninguno debemos desprendernos de él. Debemos fijar un espacio en algún lugar de nuestra ferretería en el que depositar las piezas con las cuales debemos hacer alguna acción, pero no dejar nunca la pieza o el elemento sin un documento que acredite, con unos datos muy básicos: fecha en que nos lo dejan, motivo, acción que debemos del llevar a cabo, fecha máxima que hay que contestar o solucionar, quién debe de hacer esta acción, etc.
Este simple documento nos informa desde la fecha de depósito y de la fecha tope que disponemos para solucionarlo. Y lo mejor es que puede ser gestionado por cualquier empleado de la ferretería. Este documento lo graparemos o introduciremos en la misma bolsa de plástico donde estará la pieza o el recambio que hemos de conseguir, ya que si está dentro de una bolsa nos hace tratarlo de otra forma y ya no queda apilado y con polvo como es lo habitual.
También podemos contar con un registro (listado Excel) de piezas o elementos que nos dejan con las fechas y acciones que debemos de llevar a cabo con las mismas. Este sistema nos facilitará muchísimo nuestro día a día, mejorará nuestra imagen hacia el cliente. Por eso debemos abolir estos montones y rincones repletos de “por si acaso” que no sirven para nada.
Sugerencias y comentarios:
- Debemos eliminar de nuestra ferretería todos los “por si acaso”.
- Contar con montones y rincones que nos ocupan espacio y no sirven para nada es un atraso sin ninguna rentabilidad.
- Hay soluciones para corregir este tipo de acciones y conductas que debemos de solucionar lo antes posible con un plan de acción para eliminarlo.
- Antes de guardar alguna pieza o elemento no hay que pensar en su valor, si hay o no solución o si sirven para algo, y en actuar en consecuencia.
Autor: Antonio Valls
Antonio Valls, director general de SystemShop Consulting S.L. Autor del libro ‘F de Ferretería. Manual para la Ferretería del siglo XXI’.
Con más de 24 años de experiencia en gestión e innovación en el punto de venta, Antonio Valls es un apasionado del sector de ferretería y bricolaje.
SystemShop Consulting S.L. es una empresa especializada en la optimización e innovación en el punto de venta (retail). Busca y da soluciones efectivas a cualquier problema: imagen del establecimiento, ‘lay out’, formación del personal, imagen corporativa, gamas de producto, negociaciones con proveedores, gestión de compras, ‘mystery shopper’, implantaciones, iluminación, rotulación y señalización, escaparates, gestión del punto de venta, indumentaria, distribución interior, decoración interior del establecimiento, lógica de funcionamiento.
Corregir errata: “una nota con las medidas para hacer un presupuesto que pendiente desde hace un año”