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IV Mesa redonda de jardín

“Quienes hacemos el mercado somos nosotros y tenemos la responsabilidad de apostar por productos más sostenibles”

C de Comunicación organizó el pasado 10 de octubre, en Madrid, la IV Mesa redonda de jardín, a la que asistieron 14 directivos de empresas distribuidoras y fabricantes del sector.

Todo lo relacionado con el medio ambiente y la sostenibilidad influye en la oferta de productos de jardín. Así lo confirmaron distribuidores y fabricantes del sector en la pasada mesa redonda, en la que el debate sobre lo ecológico tuvo un protagonismo especial.

“Estamos viendo que la sensibilidad hacia la sostenibilidad va creciendo”, señaló Xavier Merino (Compo). “La progresión de plantas de interior está creciendo en general. Y esto viene a manifestar la sensiblidad del propio consumidor por lo verde, especialmente en las ciudades. Esto da estabilidad, porque el consumo de plantas verdes es mucho más estable a lo largo del año, no solo en primavera. Y aquí surgen muchas oportunidades para los distribuidores. El  mercado de planta está creciendo y es la mejor noticia de este año”.

En opinión de Francesco Caravello (ManoMano), el interés por los productos sostenibles es cada vez mayor, pero apeló también a la responsabilidad de todos los actores del mercado. “Llega un momento en que la cuestión no es si el cliente los quiere o no. Quienes hacemos el mercado somos nosotros y tenemos la responsabilidad de apostar por productos más sostenibles para el medio ambiente y explicárselo al usuario. Tolo lo que queda después del business es el legado que dejas”. Y apuntó a la responsabilidad especial que tiene el e-commerce, sobre todo con la logística y el packaging, “porque tienen un impacto muy fuerte”. 

La naturaleza de cada producto influye en la sensibilidad medioambiental que el usuario muestra hacia ellos. Como indicó Xavier Merino, “la sensibilidad existe, básicamente en fitosanitarios; en sustratos y abonos hay mucha menos. Pero también hay un marco legal que nos restringe muchísimo en materias activas, porque al final la eficiencia continúa siendo el principal motor de elección de productos, y el marco legal nos limita mucho las opciones. hace un par de años contabilizamos 900 materias activas y se han reducido a 200 en el mundo agrícola. Y hay plagas que no tienen tratamiento en la actualidad, lo que constituye un problema. Nuestra categoría está extremadamente regulada, casi como los medicamentos y es difícil y caro lanzar productos fitosanitarios. Ahora se ha abierto la veda a las sustancias básicas, con una efectividad y reglas de juego diferentes. No tienen la misma utilidad, pero se venden como si la tuvieran y esto genera zonas grises y reglas ambiguas. Desde la Unión Europea se quiere dar soluciones al respecto y a veces no son las óptimas. Es difícil encontrar el equilibrio. Es cierto que existe muchísima más sensibilidad y en Compo buscamos soluciones internamente, como certificados de extracción responsable de turba y el uso de plástico reutilizado en nuestras botellas”.

De la misma opinión se mostró Raúl Montoro (SBM): “Las sustancias básicas están vinculadas con la sensibilidad con el medio ambiente y son como la herboristería, remedios naturales. Somos un sector muy regulado y, como económicamente somos un sector mucho más pequeño que la agricultura, el jardín se convierte un poco la cabeza de turco. Si hay que quitar alguna sustancia activa, porque políticamente interesa, siempre empiezan por el jardín. SBM es una empresa francesa y la presión por la sostenibilidad es bastante mayor en Francia que en España. Desde hace unos años la empresa decidió invertir el 100 % en soluciones sostenibles y de biocontrol, aunque tardan en desarrollarse porque no es sencillo. Es una tendencia que se va a quedar. Por otra parte, el cambio climático también lo estamos notando en plagas y estacionalidad”.

David Vicente (Flower) recordó que “tenemos que saber muy bien en qué campo jugamos hoy, con los fitosanitarios y las sustancias básicas, pero hay que explicar todavía mucho a los usuarios. En Flower hemos tomado la decisión de trabajar solo con tintas naturales, por ejemplo. Estamos luchando mucho con productos ecológicos con registro para que sean efectivos. Este año hemos creado un catálogo de producto ecológico, porque creemos en ello y porque es una tendencia que está y no se va a ir”.

También Catral desarrolla y lanza productos ecorresponsables, tal y como explicó su director general, Manuel Latorre. En este sentido, destaca el LOP: “En Alicante producimos cercados, baldosas y celosías intensivas en reciclar materia orgánica, como la cáscara de arroz. Y se han convertido en el producto estrella de Catral. También estamos reduciendo packaging y eliminar cartones y plásticos al máximo. Una de las mejoras de Catral es la innovación, que va a ir en línea de incorporar productos reciclados y, al mismo tiempo, reciclables”.

Asimismo, en barbacoas se puede ser más sostenible. Miguel Gomes (Lusavouga) abogó por los modelos a gas y los híbridos. “Hay estudios que indican que hacer una barbacoa a carbón para cuatro personas tiene el mismo impacto ecológico que recorrer 90 km en coche. Por eso, estamos viendo un incremento de las barbacoas a gas. Actualmente en el mercado ibérico el 45 % de las ventas de barbacoas es a gas. Tenemos algunas marcas que incorporan tecnología diferenciadora, que permiten un ahorro de gas del 30 %. Y tenemos barbacoas híbridas, que funcionan con carbón y gas, indistintamente. Igual que hay un crecimiento de las tendencias veganas, pienso que en los próximos años va a incrementarse el número de personas que van a tener más tiempo para disfrutar del jardín y esto va a favorecer a las barbacoas también, especialmente a las de gas”.

Javier Giménez (Coferdroza) señaló que “la inmensa mayoría de proveedores está preocupado por el medio ambiente. Este año en el folleto hemos incorporado un apartado nuevo de iluminación y energía a través de paneles solares, con éxito relativo. Es algo nuevo para nuestros socios y clientes, pero se ha empezado a mover”.

En cambio, en el entorno rural la situación es diferente a la de las ciudades. Fran Salgado (Las Rías) incidió en el hecho de las buenas intenciones que todo el mundo tiene, que no queda reflejado luego en un incremento de productos sostenibles, “la gente va a lo de siempre. Nosotros al final tenemos que transmitir toda la información a los socios y es una tarea complicada, primero convencer a los socios, que no están suficientemente concienciados. Estamos trabajando en ello para la campaña del año que viene”.

Igualmente, Javier Gil-Vernet (Jardinarium) remarcó las dificultades para transmitir la información a lo usuarios. “Hay un sinfín de elementos, de diferentes temáticas a abordar que hacen complicado todo esto. Y luego existe mucha picardía. No es lo mismo hablar de plástico reciclado que de plástico recuperado. Por otra parte, nos estamos encontrando que vivimos más en entornos urbanos. Cuanta más población hay en entornos urbanos, más sensibilidad hay hacia el medio ambiente. Pero, por otro lado, nos falta muchísimo que concretar, simplificar y hacer directo el mensaje al consumidor final. Vamos a empezar a comunicar activamente en los centros de Jardinarium con casos concretos en los que tenemos la trazabilidad y la seguridad de que es así y trasladar esto al usuario, con carteles, mensajes…”

Al respecto, Manuel Latorre (Catral) apeló a la responsabilidad de los fabricantes para proporcionar “las descripciones detalladas de los productos, tanto a tiendas físicas como online. Y dar ese contenido en formatos de texto y audiovisual”.

Otra cuestión es el precio al que se venden todos estos productos y si el consumidor final está dispuesto a pagar más. Para Raúl Montoro (SBM), “si es un producto dirigido al huerto, sí están dispuestos a pagar más por un abono orgánico ecológico. Pero para cuidar un césped, no. Ya no es evidente la ventaja de usar productos ecológicos y es difícil pedirles que hagan un esfuerzo. Y es cierto que el coste de producirlo sí es mayor”.

De la misma manera opinó Alberto Rodríguez (Verdecora): “La tecnología te permite fabricar sostenible, pero al doble de precio. Haciendo autocrítica en la industria, los agentes que ahora decidimos dentro de las empresas no tenemos formación ecológica. Lo tenemos como una imposición del mercado, aunque cada vez lo vamos interiorizando más. Pero las nuevas generaciones lo llevan en el ADN. En cambio, luego ves la pirámide poblacional y gente joven hay muy poca y la gente mayor, cada vez más. Tiene que haber un equilibrio entre qué porcentaje has de tener de productos ecológicos para la gente que lo va a valorar y qué porcentaje tiene que ir a precio. El tema va a estar en cómo manejar todo esto”.

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